‘La vida sin filtros’ da voz a José para que cuente la situación tan límite que está viviendo por culpa de una inquiokupa, una mujer que dejó de pagarle el alquiler y que se niega a abandonar la vivienda. Esto ha llevado a José a tener que vivir en una furgoneta después de llevar un año sin recibir el dinero del alquiler.
Visitamos la furgoneta en la que José lleva viviendo más de cinco meses: “Era mi casa de vacaciones y ahora se ha convertido en mi casa forzosamente”, nos confiesa. Tiene apenas dos metros cuadrados donde José se las apaña como puede, con una pequeña nevera, un apartado donde poder cocinar, un sofá cama y poco más.
Un equipo del programa intenta hablar con la inquilina okupa, pero esta no responde al telefonillo y corta la llamada cuando consiguen localizarla. José lamenta que hay una decisión judicial que le reconoce la vulnerabilidad a él por encima de ella y que ella tendría que tener la voluntad de marcharse: “Si no se va, el mes de agosto es inhábil y me quedaré en la furgoneta a cuarenta grados. Es injusto, no puedo trabajar ni tener una vida normal”, se queja.
Cristina Tárrega entrevista a José a través de una videollamada y nos cuenta que él alquiló su vivienda porque convivía con su pareja en la casa de ella y, cuando se separan, quiere recuperar su vivienda: “A parte de que no me pagaba desde agosto, se junta con que, desde enero, no se quiere marchar”.
“El problema no es el espacio, es de tu cabeza, de lo mal que te sientes, de lo abandonado que te sientes por parte de todo el mundo. Es una vergüenza que el Gobierno esté permitiendo en un país de Europa que deje en la estacada a miles de personas que no han hecho nada mal. Somos personas trabajadoras”, añade el afectado.