Una Navidad no es una Navidad si Lydia Lozano no termina llorando. La cosa es que, en esta última cena, la colaboradora ha empezado llorando. Se le han saltado las lágrimas del agobio cuando ha visto la peluca que el programa había seleccionado para ella para sentarse a la mesa de Nochebuena.
Era un gigantesco pelucón amarillo pollo que le hubiese hecho estar majestuosa, pero Lydia se ha negado en rotundo a ponérsela: “¡Es horrorosa! Si me tengo que poner eso en la cabeza, salgo en chándal, es que ni me cambio de ropa”, le ha dicho de Belén Esteba que, por cierto, estaba guapísima con su vestido de brillantes y su pelo a lo estrella de Hollywood.
Finalmente, a Lydia le han dado otra peluca, azul y lisa, que ya tenían preparada por si rechazaba la primera pero, para demostrar que en este año 2020 es mejor no caer en la tristeza y demostrar que podemos luchar contra las adversidades, se ha olvidado de su estética y se ha disfrazado de pulpo en el juego del amigo invisible.