Nico, a punto de caer en la tentación con Rosana tras acostarse con Miriam: “No es que no quiera, es que no es el momento”
Nico no se presentó a su Hoguera de confrontación con Gal·la
Cada vez se siente más cerca de Miriam, con la que ha llegado a acostarse
Pero Rosana no cesa en su empeño e insiste acercándose a él
Nico y Miriam ya no aguantan más. Después de los besos y arrumacos que se han dado, ambos quieren dar un paso más en la relación, pero hay alguien que no está dispuesta a que eso pase, y está intentando llevar su juego hasta el final. Esa es Rosana. Nico y Miriam bailaban y se besaban muy tranquilos delante de sus compañeros.
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Sin embargo, Rosana aprovechó un segundo en el que Miriam se giraba, para ponerse a bailar con Nico de una manera muy sensual. Él, lejos de quitarse, se lo pasaba en grande mientras decía: “Rosana, no la quiero cagar”. Tenía que ser Josué el que echase una mano a su amigo: “Te lo voy a robar un segundo”.
Ya a solas con Nico, le aconsejaba que fuese “listo en las jugadas”. Según Josué, Miriam estaba viendo lo que estaba ocurriendo y no le estaba haciendo ninguna gracia, así que Nico decidía recular y pedirle a Miriam dormir con ella. Después de su encuentro en la habitación y de que sus compañeros fuesen a cotillear a la habitación para enterarse de lo que había ocurrido, Nico decidía volver a la fiesta.
Allí ya le estaba esperando Rosana, quien advertía al programa: “Me he enterado de que Nico y Miriam han intimado y me ha sentado fatal. Pero él no conoce mi faceta Leona. Rosana es muy buena pero debajo de las sábanas es otra persona”. Dicho y hecho, Rosana no perdía la ocasión de volver a desplegar sus mejores bailes sensuales con Nico, quien se veía sin saber si dejarse o no llevar: “No es que no quiera, es que creo que no es el momento”.
Miriam ve el tonteo de Rosana y Nico
Desde el patio, Álvaro y Miriam observaban lo que ocurría. Sabela aconsejaba a Miriam diciéndole que el comportamiento de Nico no estaba bien, pero ella prefiere no pensar en eso: “Nico no es mi novio, que haga lo que quiera”. Finalmente era Álvaro quien hablaba con su amigo y le aconsejaba: “Céntrate, tío, porque se te va de las manos”.