Sandra Barneda visitaba Villa Playa, la villa de los chicos, acompañada de una pequeña caja de madera que contenía información muy valiosa para uno de los participantes. Diego, Manuel, Jesús, Raúl o Hugo recibirían una noticia con la que fácilmente podrían interpretar qué ánimos se respiraban en Villa Montaña, la villa donde residen sus parejas.
El destinatario de la caja era Manuel. Se trataban de las joyas que Lucía, su novia desde hace tres años, arrojó al fuego de la hoguera tras ver que le había sido infiel con dos solteras, Fiama y Stefany. Nada más verlas, al gaditano se le saltaban las lágrimas.
"Es un anillo. También le regalé esta pulsera porque le dije que lo nuestro iba a ser para siempre. Y el collar cuando hicimos un año. Tiene como un ritmo cardíaco y un corazón porque es la única que me ha hecho sentir diferente. Por eso me lo tatué también", le explicaba después Manuel a la presentadora.
Sin embargo, aunque Manuel se siente muy culpable por lo que ha hecho, no se arrepiente. "Si me comportara de manera que no siento, sería un falso", se justificaba. "Me siento fatal porque siento como que nuestros caminos se separan (...) Esto me lo voy a quedar para siempre. Para mí han formado parte de una etapa bonita de mi vida y no me voy a desprender de ello", decía sobre el futuro que le esperan a las joyas.
Después, Manuel se sinceró con Fiama. Además de contarle qué significado tenía cada regalo, le confesó que siente que está tomando un camino diferente al de Lucía: "Me ha removido todo porque son muchos recuerdos. Me siento mal porque lo que he hecho; por otro lado me siento bien porque yo estoy haciendo lo que siento", le decía.
Lucía se llenó de dolor cuando vio que Manuel había faltado a su promesa de no volver a serle nunca infiel. El de Puerto Real no solo cayó en la tentación con una de las solteras sino que en la misma noche también se besó con otra. Para Lucía, esto suponía un punto y final y por eso se animó a quemar las joyas que llevaba puestas del que es todavía su novio.