Los chicos se enfrentaban a una nueva hoguera. Parecía que Javi iba a ser el primero en ver las imágenes de Claudia en Villa Playa, pero todos se quedaban sorprendidos con la noticia de Sandra Barneda: estaba expulsado de la hoguera. Mario se convertía entonces en el primero de los chicos en hacer frente a la hoguera.

Su relación con Laura ha sido una auténtica montaña rusa. Desde que comenzaron su aventura en ‘La isla de las tentaciones’ todos hemos sido testigo de sus continuas idas y venidas. Mario resumía su paso por el programa como “un miniresumen” de lo que ha sido su relación.

No obstante, reconocía que sus pensamientos son completamente otros cuando está a menos de un metro de su novia: “Cuando la miro a los ojos, todo lo malo que me ha hecho se me olvida. Hay algo dentro de mí que piensa que todavía podemos salvar lo nuestro”.

Mario comenzaba a ver las nuevas imágenes que había para él, que comenzaban con los típicos juegos de hielo y bailes y acababan con el nuevo beso que Laura se había dado con Adrián: “¡Qué asco!”, decía. Después de ver el primer vídeo, daba por perdida la única esperanza que tenía y se sentía culpable por ello.

Aún había más imágenes para él. Siestas en el sofá, cosquillas en el culo y complicidad. Pero su paciencia se ha acabado cuando ha visto cómo se besaban delante de toda la villa y el recorría todo su cuerpo con un hielo llegando a sus partes íntimas. Sus momentos más ardientes en el jacuzzi han provocado lo que nunca antes se había visto en ‘La isla de las tentaciones’.

Mario se levantaba, pegaba una patada a la tablet y huía diciendo que no podía más. “¿Pero cómo le están chupando eso, tío?”, decía mientras todos sus compañeros acudían a calmarle. Ha sido entonces cuando la presentadora ha tenido que intervenir para poner orden.

“Chicos, volved a la hoguera. Mario, no voy a aceptar ningún comportamiento como este”, decía, para inmediatamente después pedirle explicaciones. Mario se justificaba hablando de que Laura y él tenían un compromiso. Acto seguido, Sandra le pedía que colocara bien el atril y le recordaba que aún estaba esperando una disculpa. “Perdón”, decía el protagonista.