La última imagen de Diana Quer con la ropa con la que desapareció
Diana se hizo esta fotografía horas antes de desaparecer, una imagen que ha sido clave para su búsqueda. La Guardia Civil ha trabajado con ella para determinar la ropa que llevaba esa noche. Este es el pantalón rosa que se puso según la descripción que hicieron las amigas con las que estuvo de fiesta. Diana llevaba además una camiseta blanca y una cazadora vaquera.
La Guardia Civil buscó sin éxito imágenes de Diana de esa noche, para confirmar que iba vestida como decían sus amigas. Pero estaban confusos porque habían encontrado otro vaquero rosa en la habitación. Estaba encima de la cama y dedujeron que Diana había podido pasar por casa a cambiarse de ropa y luego subir al coche de algún amigo o amigos. De hecho la madre no fue capaz de aclarar exactamente lo que llevaba puesto y también dudó de si habría entrado en la vivienda de A Pobra de madrugada para abrigarse con un vaquero largo que faltaba. Días después la mujer que limpia la casa de Pozuelo encontraría el vaquero en Madrid.
Con tantas dudas trabajaron con la hipótesis del cambio de ropa (es decir que Diana había pasado por casa) hasta que aclararon que la joven desaparecida tenía dos vaqueros cortos color rosa y esa noche llevaba el más claro. Si el otro estaba encima de la cama es porque dudó entre los dos antes de irse a las fiestas. La Guardia Civil prefirió no revelarlo y dejar que la prensa mezclara datos inciertos sin atinar en la ropa que llevaba Diana verdaderamente. De esa manera trabajaban con tranquilidad y usaban el dato, que sólo sabían ellos, para discriminar testigos. Es una técnica muy utilizada en desapariciones y ayuda a cribar testigos porque son miles los avistamientos falsos que se producen cuando se divulga un caso de desaparición, sobre todo si es tan mediático. Alguno de esos testigos fueron los pescadores que dijeron haber visto a Diana llegar en un vehículo al puerto de Taragoña donde esperaba otro coche al que se subió. No les creyeron desde el principio aunque si les investigaron como sospechosos porque eran muy insistentes en datos que resultaron inciertos. Para entonces los investigadores ya sabían con certeza en que punto del camino a su casa Diana había desaparecido.
Pudo haber sufrido un atropello y que el conductor o los conductores, muy borrachos por la fiesta, ocultaran el cuerpo. Por eso revisaron talleres buscando un coche con daños frontolaterales compatibles con un atropello. La ausencia de sangre o rastros de un accidente en la carretera les desanimaba, pero tenían que agotar esa posibilidad. La otra hipótesis con la que trabajaron con más intensidad era el rapto en esa zona oscura, donde empieza un camino en cuesta serpenteante hasta el chalet.
El análisis de las antenas ya les indicaba que el móvil de Diana había cambiado de repetidor hasta tres veces a una velocidad que indicaba la rapidez de un vehículo. Sabían que había pasado por Taragoña y a partir de ahí dejaba de dar señal entorno a las 3:00. Durante semanas otra señal del repetidor una hora después (buscaba el móvil de Diana al que había estado enganchado) les llevó a rastrear en los alrededores de Taragoña. Finalmente fue encontrado el móvil de Diana en la Ría de Arousa y pensaron que había sido lanzado al agua desde un coche a las 3:00, al pasar por el puente de Taragoña. El teléfono estaba doblado, como si lo hubieran intentado romper dentro de un vehículo, sin una piedra para golpearlo o el suelo para estamparlo. También habían intentado acceder al PIN de Diana, varias veces, lo que sugiere que la joven ya no estaba consciente, o no estaba dentro del vehículo en el que viajaba su teléfono. De ahí sacaron las imágenes de las cámaras de los coches desde los que pudieron arrojar el teléfono de Diana a la ría.