La madre de Anna y Olivia tienen su plan al margen de la investigación de la Guardia Civil. De la mano de la asociación SOS Desaparecidos escribe directamente a su exmarido, Tomás Gimeno. Esta vez no es Beatriz quien elige las palabras y se nota. En un estilo directo y cargado de estrategia, escribe directamente Joaquín Amills, presidente de SOS. Está seguro de que Tomás les escucha en alguna parte y quiere aplacarle por la presión que estará teniendo con tanta exposición del tema en los medios. Todo para que no se sienta acorralado y les haga daño. "Ambos sabemos que los problemas de pareja no se resuelven usando a los niños como herramienta vengativa... Por eso te pido primero : CALMA. Esto se podrá resolver sin grandes daños."

Mientras no hay indicios de que las niñas están en el mar, la madre se agarra a la vida y Amills diseña estrategias, convencido de que todavía están a tiempo de que Tomás rectifique. Piensan que ha sido un secuestro parental y que la personalidad del padre de Anna y Olivia sugiere una huida con sus hijas. "Lo que tú decidas dará un giro sustancial a la vida de tus niñas, que tanto amas. Todos los que te conocen hablan muy bien de tu capacidad de amarlas". Apela a su amor por las niñas para tocarle en lo más hondo. Y le dice que no habrá represalias, que si vuelven, le ayudarán a resolver los problemas. "Cuenta con Beatriz, también con tus amigos, tu familia y conmigo para negociar una forma de regresar a las niñas a su nido amoroso y seguro".

Amills habla a Tomás con cierta condescendencia quizá para embaucarle. Y en ese deseo de que Tomás este vivo, suaviza un perfil que la Guardia Civil ya casi ha elaborado y suena muy distinto. Los perfiladores de la Guardia Civil se han encontrado con testimonios que hablan de un hombre egocéntrico, machista y obsesionado con la pareja de sus exmujer, Si al principio el entorno dibujó a un padre enamorado de sus pequeñas incapaz de hacerles daño, el paso de los días ha revelado cuestiones más inquietantes. Tomás es impulsivo, violento y creía haber perdido el anclaje a la vida al perder su núcleo familiar. Esa pérdida podría haberla llevado con resignación pero Tomás no parece tener tolerancia a la frustración. Es un rasgo característico de muchos psicópatas y es eso lo que preocupa. Tomás estaba convencido de que sus hijas, son o eran de su propiedad, En su mente era el dueño de sus destinos. Perder le puso en una postura peligrosísima, la de alguien que cree que ya no tiene nada más que perder. La sensación de que todo da igual. Esos sentimientos son reveladores y hablan de una persona desesperada.

También se analiza el hecho de que mantuviera la farsa hasta al final, diciendo a todo el mundo que se iban lejos, sin ningún miedo a que lo detuvieran o encontraran. Es un mal presagio. Quizá quiso proteger a sus familiares, evitarles ser los padres de un asesino. Y a la vez hacer el daño más insoportable a sus exmujer con la incertidumbre de no saber dónde están; que Beatriz nunca vaya a saber qué pasó. Son hipótesis y datos que se analizan, igual que encontrar su vivienda tan desordenada. No parece un padre capaz de cuidar a sus hijas mínimamente. Un caos de basura. Con todo van construyendo el perfil. La cuestión es saber la hipótesis más probable por su personalidad; fugarse con sus hijas o hacerles daño y suicidarse en el mar.

La asociación actúa por su cuenta, en nombre de la madre, no de los investigadores. La Guardia Civil no ha diseñado esta estrategia de SOS. Son dos vías distintas que van en paralelo sin cruzarse. Los investigadores siguen con las hipótesis abiertas. Pero para descartarlas hay que intentar probarlas todas. De momento todos los caminos hacia una fuga con las pequeñas, han dado negativo. Por eso lo que todos vemos que se está haciendo lleva en dirección opuesta, al mar. Ayer hicieron pruebas para lograr saber el volumen de los petates que cargó Tomás en la barca. La fotogrametría dirá si las niñas cabían dentro. Y el dato exacto ayudará a que Ángeles Alvariño pueda cribar la búsqueda en el fondo del mar para ser más certero.