El pianista James Rhodes celebra la aprobación de su ley: “Los pederastas ya no se van a poder esconder”
El pianista celebra la aprobación de la llamada 'Ley Rhodes'
Sufrir abusos cuando era niño ha marcado la vida de James Rhodes
El pianista ha luchado para ver aprobada esta ley pionera en la protección de la infancia
Hoy el Pleno del Congreso ha aprobado una ley pionera en la defensa de los derechos de los menores y la protección de la infancia. Este 15 de abril, la denominada ‘’Ley Rhodes’, llamada así en honor y reconocimiento del pianista británico James Rhodes, víctima de abuso infantil que ha luchado por que esta ley fuese una realidad, ha contado con el voto a favor de PSOE, Unidas Podemos, PP, Ciudadanos, ERC, BNG, Compromís, Más País, Partido Regionalista de Cantabria, Teruel Existe, Foro Asturias y Coalición Canaria. En contra han votado VOX y el PNV, mientras que se han abstenido JuntsxCat, PDeCAT, EH Bildu, la CUP y UPN.
En total, la ley ha obtenido 268 votos a favor, 57 en contra y 16 abstenciones, una votación que hará posible que España vaya a tener una de las legislaciones más avanzadas en la protección de niños y adolescentes. Ellos, los menores, son los que sufren el 46% de los abusos, y solo el 20% da el paso de denunciar.
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Con esta nueva normativa, que tendrá que seguir su tramitación en el Senado, uno de los grandes hitos que se consiguen es elevar a 35 años la edad desde la que empieza a contar el plazo de prescripción de abusos a menores (cuando en la actualidad empieza a contar cuando la víctima cumple la mayoría de edad y los delitos prescriben entre 5 y 15 años después, dependiendo de su gravedad).
Además, se obligará a utilizar la prueba preconstituida, es decir, el testimonio grabado, hasta los 14 años, del menor afectado, para evitar su revictimización, y se amplía de 6 a 12 meses el plazo para el cese de tutela de la administración sobre los menores en situación de desamparo que hayan abandonado voluntariamente el centro de protección y se encuentren en paradero desconocido.
Igualmente, entre las novedades destaca la privación de la patria potestad para condenados por homicidio o maltrato, y la ley incorpora el deber de todos los ciudadanos de comunicar cualquier indicio de violencia sobre menores; crea una nueva figura, la del 'coordinador de bienestar y protección' que deberá estar en todos los colegios; establece la obligación para los centros de menores tutelados de fijar para prevenir los casos de abusos, y aborda el problema del bullying, así como la violencia contra colectivos vulnerables y aquella cometida a través de Internet.
Por otro lado, como ha subrayado la nueva ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, esta ley protegerá también a la infancia de los abusos cometidos por sacerdotes ya que, según ha dicho, "la Iglesia católica ha sido cómplice demasiadas veces con la violencia sexual hacia los niños".
“Los pederastas no se van a poder esconder”
Tras la aprobación de la ley en el Congreso, James Rhodes ha celebrado la conquista de una lucha que llevaba desde hace tiempo abanderando. “Esta ley ha sido un paso enorme, no solo para España, para el mundo. Con esta ley España sería el número 1 en el mundo. Empecé con el PP (durante su mandato) y luego con el PSOE, con el Gobierno de coalición. Creo que ha sido lo único en que PP y PSOE han estado de acuerdo. Esta ley es humanitaria, vital. Por fin estamos aquí”, ha dicho durante una entrevista en TVE.
Sufrir abusos cuando era niño ha marcado su vida, y hoy, su empeño en librar a los menores de la violencia es ahora ley y se conoce por su nombre.
Con ello, dice, “los pederastas no se van a poder esconder”. Proteger a los menores de la violencia obliga a que cualquiera denuncie el caso, y las víctimas serán escuchadas. Los menores de 14 años o con discapacidad no tendrán que declarar en juicio, salvo excepción, ni ver a su agresor. Tampoco se repetirá la impunidad de delitos sexuales cometidos por familiares o religiosos.
La nueva ley de protección a la infancia y la adolescencia crea protocolos para prevenir violencia en ámbitos deportivos o sociales, y descarta para siempre que se aplique el inexistente síndrome de alienación parental.