Una mujer de 33 años muere por hacerse un selfie en un acantilado en Bélgica
Zoë Snoeks, de 33 años, murió tras caer de un precipicio en Bélgica, mientras intentaba tomarse una foto
Ella era una gran aficionada a la fotografía y se encontraba tomándose un selfie cuando cayó montaña abajo
Su marido se encuentra aún en estado de shock por lo ocurrido, ya que, además ha podido visualizar la foto que le costó la vida a su mujer
Zoë Snoeks era una joven belga de 33 años que amaba viajar e inmortalizar los paisajes que visitaba, sin embargo uno de sus selfies le ha terminado costando la vida. Su marido, Joeri Janssen, que era su principal acompañante en sus viajes, se encontraba con ella visitando un acantilado, llamado El Hérou, en Bélgica, cuando la joven se resbaló por el precipicio y murió a causa del impacto.
Este accidente no es un caso aislado, ya que la Fundación iO ha revelado que desde 2008 estas prácticas han matado a 379 personas, una muerte por semana, la mayoría de ellas por caídas desde alturas, medios de transporte y ahogamientos.
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La pareja volvía ya a casa
Desde que se levantaron las restricciones por la pandemia, este joven matrimonio se había dedicado a viajar en caravana y descubrir nuevos lugares. Snoeks, según su marido era una gran aficionada a este tipo de vida y le encantaba documentar sus viajes y subirlos a sus redes sociales.
Janssen ha asegurado a medios belgas que, el día en el que se produjo el accidente, la pareja empezaba a emprender su regreso a casa, en Limburgo, cuando decidieron madrugar para visitar el acantilado de El Hérou, cerca del río Ourthe en el bosque de las Ardenas, antes de marcharse. El matrimonio deseaba sacar algunas fotos del rocoso lugar con niebla, motivo por el que, al llegar al lugar, la mujer le pidió a Janssen que cuidara de los perros mientras ella se tomaba un selfie cerca de precipicio.
Su marido se ocupó entonces de los perros, pero cuando se volvió para buscar con la mirada Snoeks ya no estaba ahí. "Acababa de desaparecer. Debió de suceder en menos de cinco segundos", aseguró el esposo. "No vi ni escuché nada. Sin crujidos ni gritos. Miré hacia arriba y solo vi polvo. La llamé aunque sabía que era inútil. El abismo tenía varias decenas de metros de profundidad", explicó.
Su último selfie
Jannsen se apresuró en ese momento a pedir ayuda a un hotel cercano para que llamasen a los equipos d emergencias (en el acantilado no había cobertura), pero fue imposible hacer nada por la vida de la joven belga. "El equipo de rescate no pudo encontrar a Zoe de inmediato. Luego me dijeron que lamentablemente estaba muerta".
Su marido se encuentra aún en estado de shock por lo ocurrido, ya que, además ha podido visualizar la foto que le costó la vida a su mujer. "Desbloqueé su teléfono y vi que había tomado una foto en el borde del acantilado. Su último selfie. Zoe está mirando al frente. También se puede ver la niebla y el río donde finalmente encontraron su cuerpo", ha concluido.