La trata de personas, la esclavitud del siglo XXI debido a la "indiferencia ante el abuso y la explotación"
Entre los años 2003 y 2016 hubo 225.000 víctimas
El 72% de los afectados son mujeres y niñas
La mayoría de las personas son objeto de explotación sexual
Este martes 30 de julio se celebra el Día Mundial contra la trata de personas, un delito que explota a mujeres, niños y hombres con numerosos propósitos, incluidos el trabajo forzoso y la explotación sexual. Un delito que sufrieron 225.000 víctimas entre los años 2003 y 2016, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
De todas las víctimas, aproximadamente el 72% son mujeres y niñas, mientras que el porcentaje de niños víctimas de este delito se ha duplicado con creces entre 2004 y 2016. La mayoría de ellas son objeto de explotación sexual, pero hay otras formas de abuso, como los trabajos forzosos o, en el caso de los niños, el alistamiento como soldados contra su voluntad.
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El secretario general de Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, ha alertado de que si la trata sigue avanzando en todo el mundo debido a la “indiferencia ante el abuso y la explotación”. “La guerra, el cambio climático, los desastres naturales y la pobreza” favorecen a que el tráfico de personas prospere, una situación que perjudica en especial a los migrantes.
“Los migrantes están en el punto de mira. Miles de personas han perdido la vida en el mar, en los desiertos, en centros de detención, a manos de traficantes que ejercen un monstruoso y despiadado oficio”, ha asegurado a través de un comunicado. Además, también ha destacado que traficantes y grupos de terroristas se aprovechan precisamente de las personas vulnerables.
Por su parte, la relatora especial de la ONU sobre trata de personas, Maria Grazia Giammarinaro, ha explicado que las políticas xenófobas y restrictivas sobre migración, junto con la criminalización de los migrantes, así como de las organizaciones e individuos que suministran ayuda humanitaria, son incompatibles con una actuación eficaz contra el tráfico de personas, sino que la fomentan.
“Los políticos que alimentan el odio, construyen muros, toleran la detención de niños y evitan que los migrantes vulnerables ingresen a sus territorios están trabajando en los intereses de sus propios países”, ha asegurado. En este sentido, ha defendido que "la realidad es que las políticas migratorias restrictivas producen irregularidades y vulnerabilidades, y fomentan la explotación y el tráfico".