La crueldad de la caza de delfines: una manada capturada se consuela entre sí antes de ser sacrificada
El gobierno japonés permite la caza en Taiji desde septiembre hasta enero
La naturaleza no para de sorprender y los delfines, uno de los mamíferos más inteligentes del mundo animal, dejan cada día más constancia de sus sentimientos. Una manada de ballenas piloto, un tipo de delfín, que se consolaba entre sí antes de ser divididos y sacrificados en una cala cercana a Taiji, Japón, es un claro ejemplo.
Los observadores de la organización benéfica estadounidense Dolphin Project publicaron las conmovedoras imágenes en las que se veía a la matriarca de los delfines consolando a todos los miembros de la familia, que se frotaban entre sí para sentirse más seguros. Era la última vez que nadaban juntos.
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Las imágenes se captaron el 10 de septiembre. El día en el que el grupo de cazadores japoneses mantuvo reunida a la manada durante toda la noche antes de proceder a la matanza el día siguiente. Uno de los delfines se encontraba exhausto y no pudo nadar hasta su familia, según publica la organización estadounidense que defiende a estos animales.
Los buzos entraron al agua donde seleccionaron a ocho de los animales para llevarlos a su cautiverio y el resto fueron sacrificados. Los cuerpos de los delfines se colgaron en la proa de los botes para ser trasladados. Entre los sacrificados estaba la matriarca de la manada, que la noche anterior se despedía de sus vástagos con enorme tristeza. Otros delfines fueron sacrificados mediante el arrastre de una lona de plástico que cogía los cuerpos para luego ponerlos encima del bote.
Todos los años, desde septiembre hasta finales de enero, Taiji ve cómo numerosos cazadores asesinan a delfines con el permiso del gobierno. Las instituciones gubernamentales han otorgado a los pescadores de esta localidad japonesa la capacidad de cazar una cuota de 1.749 delfines, incluidas 101 ballenas piloto de aletas cortas, a la cuales se las puede matar.