El estrés de las plantas por el cambio climático dispara las alergias
Hace una década, los estudios de europeos sobre medicina respiratoria ya apuntaban a que "el incremento de las alergias y de asma en los últimos años se veía favorecido por el cambio climático". Señalaban que "el efecto invernadero, la prolongación de la época estival y la contaminación atmosférica provocaban una mayor presencia de partículas de polen, que son el factor más común en la aparición de alergias".
Expertos como el Doctor Francisco Feo Brito, Jefe de Sección de Alergología del Hospital General Universitario de Ciudad Real y miembro de Sociedad española de alergología e inmunología clinica (SEAIC), ratifican esta evidencia. "El cambio climático ha llevado a un alargamiento de la época estival y a un incremento de las temperaturas, lo que aumenta el periodo durante el que se libera el polen a la atmósfera. Además, las reacciones alérgicas se agravan cuando hay grandes tormentas, que cada vez son más extremas, provocando que se rompan las partículas de polen, agravando los episodios de alergias y de crisis asmáticas".
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Esta 'tormenta perfecta' medioambiental tiene también otras consecuencias graves para nuestros organismos. Según explica Feo Brito, "los contaminantes no solo actúan sobre los bronquios, dañándolos e inflamándolos sino que también favorecen el mayor acceso de los alergenos al sistema inmunológico provocando una reacción más intensa".
Las plantas se estresan con el cambio climático
El efecto de todos estos elementos no solo lo sentimos los humanos, "también las plantas sufren el estrés del cambio climático y sus consecuencias ambientales". Según este especialistas, "la contaminación hace que las plantas respondan liberando unos pólenes más potentes y mas alergénicos y con mayor capacidad no solo de producir mas alergias sino de sensibilizar a mas pacientes y aumentar el numero de personas alérgicas".
Por eso no es de extrañar que las alergias afecten más a las personas que viven en entornos urbanos que a los que viven en entornos rurales, a pesar de que en las grandes urbes hay menos polen. Los especialistas creen que esto se debe en parte a que la contaminación y el estilo de vida sedentario nos ha hecho perder la inmunidad ante ciertos componentes.
Un ejemplo de ello son las partículas que emiten los vehículos de combustión diésel. Según Feo Brito, este tipo de elementos "son los que más han aumentado y los que más daño producen y no solo a nivel bronquial".
Asegura que "está bien establecido que estas partículas ultrafinas y de muy pequeño tamaño penetran a través del alvéolo pulmonar y a nivel sistémico provocan estrés oxidativo, inflamación a nivel arterial y da lugar a daños en los órganos que son siempre más sensibles"
El auténtico peligro de este tipo de contaminantes es que "está asociado con ictus o infartos" produciendo patologías muy graves en los seres humanos.
En 2008 se celebraron en Pekín los Juegos Olímpicos de verano. La capital china es una de las megaurbes más contaminadas del mundo. Ante el reto olímpico, las autoridades implantaron un severo programa para reducir las emisiones contaminantes en la capital. Durante las cuatro semanas anteriores a los Juegos así como durante su celebración la contaminación ambiental cayó drásticamente algo que provocó que, en paralelo, disminuyese de forma significativa la asistencia a urgencias por asma, EPOC u otras patologías mientras que las el resto presentaban frecuencias similares.
Para el Dr. Francisco Feo se trata de un ejemplo de cómo un "descenso notable de contaminación ambiental repercute de forma clara en una mejora de la calidad de vida".
Por ello no es de extrañar que experiencias como la de Madrid Central supongan un avance en la lucha contra las alergias. Según este especialistas, la reducción de emisiones contaminantes "mejorará a las personas asmáticas porque menos contaminación va a provocar menos daño e nivel bronquial". Un beneficio que no solo disfrutarán los ciudadanos sino también las plantas que generarán pólenes con menor potencial alergénico.
Según Feo Brito, no hay nada como mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de que "donde más polen hay es el en campo y, sin embargo, donde más alergia hay es en las ciudades" y es que, en los últimos 30 años no ha aumentado la cantidad de polen recolectado, sin embargo sí que ha aumentado de forma exponencial el numero de personas alérgicas.