Un enfermero de UCI denuncia el reparto de mascarillas FFP2: “No protegen como la gente se piensa, no son un chaleco antibalas”
La Comunidad de Madrid distribuye 7 millones de mascarillas FFP2
Algunos sanitarios se manifiestan en contra de esta medida
El ministro de Sanidad. Salvador Illa, se desmarca de la polémica
A partir del lunes 11 de mayo, las farmacias de la Comunidad de Madrid repartirán siete millones de las farmacias de la Comunidad de Madrid mascarillas FFP2, una medida que en principio ha sido bien recibida por muchos madrileños que se sienten seguros al hacer acopio de material de protección contra el COVID-19. Pero, no es todo oro lo que reluce y, precisamente, algunos sanitarios ya han denunciado el peligro que puede suponer su distribución a la ciudadanía. “No protegen como la gente se piensa, no son un chaleco antibalas”, denuncia Víctor Aparicio, enfermero de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, algo que también comparte la Asociación Madrileña de Salud Pública (AMaSaP).
La FFP2 es un tipo de mascarilla autofiltrante "de calidad, pensada para personal sanitario, con una eficacia de filtración de partículas superior o igual a 92 en un índice de 100", según explica el presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COFM), Luis González Díez. Y esto es así, innegable. Entonces, ¿por qué no repartirlas entre la ciudadanía?
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La medida puede "confundir"
La medida puede "confundir"
“Me he quedado un poco sorprendido”, expresa Aparicio tras conocer la noticia. Cree que la medida puede “confundir más que realmente aportar algo” y “me parece descorazonador para los trabajadores que estamos ahí” porque hay motivos, subraya, meramente sanitarios, contra la distribución de estas mascarillas a la población de a pie.
En primer lugar, "las mascarillas tienen un rodaje, tienen unas horas de vida", es decir, que si estas no se pueden repartir de forma continuada, la medida no es eficaz. Además, están diseñadas para su uilización en "medios hospitalarios y medios controlados, para llevarlas durante un tiempo determinado y con un adiestramiento". Sobre este último aspecto, destaca que incluso en los hospitales, aun sabiendo cómo ponerlas y quitarlas, "muchas veces las contaminamos, las saturamos" por lo que "un dispositivo que en principio está diseñado para la protección, puede llegar a tener el efecto contrario".
Por si esto fuese poco, recalca que en los hospitales, donde muchas veces los sanitarios "no solo las saturan por la propia inhalación y exhalación de aire, sino por la propia condensación del sudor" de trabajar con máscaras, pantallas y EPI cuentan únicamente con una por turno, algo que es "insuficiente" porque muchas veces las mascarillas terminan blandas y pierden eficacia.
"Tengo que alargar una mascarilla blanda y que, seguramente, va perdiendo calidad a lo largo del turno y tú estás dando mascarillas a la población, cuando no vas a poder dar todos los días mascarillas a la población", expresa.
Por ello, insiste: "es temerario porque es costoso, porque no sabemos si hay un excedente de mascarillas y mañana tendremos que utilizarlas y porque estás vendiendo una seguridad que no es cierta". Y, recalca que "si hay un excedente de mascarillas, se debería hacer un acopio de ello para lo que venga por delante porque si hay algo que nos ha enseñado esto es que puede venir algo imprevisible".
Para los ciudadanos, además del uso de mascarillas de tela o quirúrgicas en lugares como el transporte público para evitar la propagación de las expectoraciones involuntarias, sería "más que suficiente" con que mantuviesen las medidas de prevención e higiene en las que las autoridades sanitarias ya han insistido en cuantiosas ocasiones: distancia social de al menos 1,5 o 2 metros y lavado de manos frecuente.
Sobre si sería conveniente que los ciudadanos tuviesen la iniciativa de llevarse a casa y reservar de forma individual estas mascarillas FFP2 para los sanitarios, algo que propone la Asociación Madrileña de Enfermería Independiente, Aparicio explica que "el problema es que la cadena de protección de este tipo de material se ha roto y yo no voy a poder utilizar este tipo de mascarilla" porque "el material sanitario se guarda en sitios adecuados para que no se deteriore".
La propuesta: mascarillas quirúrgicas
La propia Asociación Madrileña de Salud Pública (AMaSaP) propone "retirar la distribución a toda la población de la Comunidad de Madrid de las mascarillas FFP2 y reservarlas exclusivamente para los profesionales sanitarios", que insisten, es lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud y el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades.
Por el contrario, "AMaSaP aplaudiría que la Comunidad de Madrid distribuya en su lugar mascarillas quirúrgicas, siempre que se garantice que los profesionales sanitarios y sociosanitarios dispongan de todas las que necesiten".
El presupuesto que se ahorrase con esto podría destinarse así "a reforzar los sistemas de Atención Primaria y Salud Pública", que por otro lado es lo que le ha exigido el Ministerio de Sanidad a la Comunidad de Madrid para pasar a la fase 1 de la desescalada.
La asociación recuerda que "fuera de los centros sanitarios, el uso de las mascarillas no es para no contagiarse, sino para evitar la transmisión del virus a los demás, tanto por pacientes con síntomas como por personas desconocedoras de estar infectadas" y que su distribución puede conllevar riesgos al "crear una falsa sensación de seguridad" y "transmisión si su portador sano no se la coloca o retira adecuadamente o si se toca la cara para ajustársela". Por ello, recomiendan el uso de las mascarillas quirúrgicas: "son más sencillas, más cómodas de llevar y mucho más baratas".
También jefes de servicios de Medicina Preventiva de 17 hospitales madrileños en una misiva han pedido a la Consejería de Sanidad que reconsidere el reparto de mascarillas FFP2 de forma genérica a la población. De la misma manera, entienden que "no se sustenta en la evidencia científica", que puede "confundir a la población y no ayudar al control de la transmisión" y contribuir a una "falsa sensación de seguridad".
Ayuso celebra la llegada de mascarillas
Mientras tanto, tras el aterrizaje del último avión con material sanitario en Madrid, el Gobierno que preside Isabel Díaz Ayuso celebra que ya suma más de 540 toneladas en suministros por vía aérea para su uso por profesionales sanitarios y para la población ante el proceso de desescalada.
Parte de este material incluye las mascarillas FFP2 modelo KN95, un total de 14 millones de unidades, en las que la Comunidad de Madrid ha invertido la suma de 32 millones de euros.
En un comunicado, el Gobierno regional ha justificado que la decisión de su distribución se ha tomado después de asegurar que los profesionales sanitarios dispondrán de "todos los equipos de protección y tipos de mascarillas necesarios en cada momento".
Por lo tanto, la entrega de este tipo de mascarillas, dicen, "no afecta a las necesidades" de protección de los profesionales, ya que hay "stock de seguridad suficiente" en los almacenes de la red del Servicio Madrileño de Salud y pedidos pendientes de entrega de todo tipo de material que se recibirán próximamente.
Además, explican que estas mascarillas cumplen con la normativa de la Unión Europea, son "reutilizables" y no se deben tirar tras un solo uso. "Se trata de mascarillas de gran utilidad cuando se avance en las diferentes etapas y los ciudadanos se encuentren con alguna situación en la que por algún motivo no se pueda guardar debidamente la distancia de seguridad", indican desde el Ejecutivo regional, que trabaja por su obligatoriedad en espacios públicos y cerrados.
Sanidad pide "adaptar" la mascarilla al uso y al colectivo
Por su parte, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, preguntado sobre este asunto durante la rueda de prensa posterior a la reunión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con los presidentes autonómicos, ha señalado que, con carácter general, "siempre es bueno que se repartan mascarillas" ya que por el momento son obligatorias en transporte público.
"No voy a entrar en ningún tipo de reproche ni polémica con ninguna comunidad autónoma", ha dicho, desmarcándose del debate. Sin embargo, ha querido destacar que "hay que adaptar siempre" la mascarilla al uso que se tiene que hacer y al colectivo que la va a utilizar.