¿Por qué no se está vacunando contra el coronavirus a los niños?
Suponen un desafío para las farmacéuticas por ser población vulnerable
Tienen menos prioridad en la vacunación por su baja tasa de infección
Neutralizan el virus más rápido y tienen menos receptores ACE2
Las vacunas contra el coronavirus para niños son todavía una asignatura pendiente de científicos y farmacéuticas. Mientras la gran mayoría del mundo libra una carrera frenética para vacunarse lo antes posible, hay un grupo notablemente ausente de las colas: los niños.
El uso de la vacuna de Pfizer solo está aprobado en personas de 16 años o más, y la vacuna de Moderna es únicamente para adultos. Para ambas, los ensayos con los grupos de edad más jóvenes están en curso y los resultados se esperan este verano.
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La vacuna de Oxford también comenzarán pronto sus ensayos en niños. Se desarrollarán en centros de las ciudades de Oxford, Londres, Southampton y Bristol, donde se reclutarán 300 voluntarios.
Tienen menos prioridad por su baja tasa de infección
Una de las razones por las que los niños aún no son un grupo prioritario para la vacunación es que su tasa de infección por el SARS-CoV-2 es mucho menor que la de los adultos.
Los niños representan casi el 13 % de todos los casos registrados en Estados Unidos hasta ahora, pero menos del 3 % de todas las hospitalizaciones registradas y menos del 0,21 % de todas las muertes por coronavirus.
Cuando tienen síntomas, son similares a los de los adultos (tos, fiebre, dolor de garganta y secreción nasal) pero menos graves. La aparente resiliencia de los niños los convierte en un grupo de menor prioridad para la vacunación, especialmente cuando la demanda de vacunas supera con creces la oferta.
Pueden neutralizar el virus más rápido y tienen menos receptores ACE2
Incluso un año después del inicio de la pandemia, todavía no está del todo claro por qué. Las investigaciones apuntan a una respuesta inmunológica diferente a la exposición viral en los niños, lo que podría significar que sus sistemas inmunológicos pueden neutralizar el virus mucho más rápido y, por lo tanto, evitar que se replique.
También cabe la posibilidad de que los más pequeños tengan menos receptores ACE2 en las células que recubren los conductos nasales, que son las puertas que utiliza el virus del SARS-CoV-2 para entrar a las células de sus huéspedes e infectarlas. Eso reduciría las probabilidades de que el virus entre por esa puerta.
Existe una complicación más grave por la exposición al SARS-CoV-2 que puede ocurrir en los niños, denominada síndrome inflamatorio multisistémico en niños, o MIS-C. Pero es rara, con menos de 1.700 casos y solo 26 muertes registradas en EE. UU.
Los niños, un desafío para las farmacéuticas
Los más pequeños también suponen un desafío en el desarrollo de vacunas, y en el de cualquier tipo de fármacos, porque se los considera una población vulnerable.
La posibilidad de que el potencial daño por probar una nueva vacuna o medicamento en niños supere los beneficios preocupa especialmente en el caso del MIS-C, señala la pediatra de la División de Enfermedades Infecciosas de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins (EE. UU.) Anna Sick-Samuels.
Se cree que el MIS-C es el resultado de una respuesta inflamatoria masiva al virus SARS-CoV-2. "Será importante analizar si las actuales vacunas de ARNm pueden provocar una respuesta de anticuerpos que también afectaría a MIS-C o si esto es solo una complicación de la infección viral", explica la pediatra en Technology Review.
Por lo tanto, parece probable que pase más tiempo antes de que los niños comiencen a vacunarse. Esto puede provocar un cambio demográfico en los contagios a medida que los sectores de mayor edad de la población adquieren inmunidad y la carga de la infección se traslade a los grupos más jóvenes no vacunados.
¿Qué ocurre cuándo se retrasa la vacunación en menores?
Lo que podría pasar es que el retraso en la inmunización de los niños los convierta en un depósito del virus en la población, lo que seguiría sembrando nuevos brotes. Es algo que representaría un problema incluso para los adultos vacunados.
Las vacunas aprobadas actualmente ofrecen un alto nivel de protección contra la infección, pero no una protección total. Tampoco hay datos todavía sobre si las vacunas previenen la transmisión de una persona vacunada pero infectada a otra.
También existe la preocupación de que las nuevas variantes puedan representar una mayor amenaza para los niños: las primeras evidencias sugieren que pueden ser más susceptibles a la variante de Reino Unido, aunque aún no está claro.
¿Qué farmacéuticas están elaborando vacunas para niños?
Pfizer
Con respecto a la vacuna de Pfizer y BioNTech, recientemente, se anunció que había completado el reclutamiento de 2.259 niños voluntarios entre 12 y 15 años.
El estudio, iniciado en octubre del 2020, empezará a analizar sus datos en los próximos meses, pero no se sabe cuándo obtendrán los resultados.
Moderna
El laboratorio Moderna anunció también que está haciendo un estudio en adolescentes de entre 12 y 17 años. Lamentablemente, a mediados de enero, se informó que el reclutamiento no estaba yendo al ritmo esperado, ya que había reunido a solo 800 de los 3.000 que se habían planeado.
Según el presidente ejecutivo de la compañía, Stéphane Bancel, los datos del estudio podrían empezar a conocerse a partir de setiembre de este año.
Bancel dijo también que probar la vacuna en niños de 6 meses a 11 años, requeriría una reducción en las dosis de la vacuna, pero que esos estudios no se realizarán hasta 2022.
AstraZeneca
Por su parte, el laboratorio AstraZeneca anunció recientemente que empezará estudios en niños de 6 a 17 años en el Reino Unido, lo cual ha causado alguna sorpresa, pues hasta ahora, los estudios se habían centrado en niños mayores de 12 años.
La compañía planea un ensayo con 300 voluntarios, de los cuales 240 recibirán la vacuna, y el resto una vacuna de control contra la meningitis, que ha demostrado ser segura en niños.
Johnson & Johnson y Novavax
Por último, los laboratorios Johnson & Johnson y Novavax estarían también planeando vacunas infantiles, pero no se tienen aún datos al respecto.
En resumen, las vacunas infantiles serán una realidad y, a diferencia de las vacuna de adultos, que evalúan su eficacia en el número de infecciones severas y hospitalizaciones que previenen, es posible que esas vacunas se centren más en medir la inmunidad que las complicaciones.