Las mascarillas de bayetas, gamuzas atrapapolvo y telas de poliéster no salvan del coronavirus
Las mascarillas caseras no contienen el coronavirus
Científicos de las universidades de Granada y Barcelona han diseñado un sistema para medir la eficiencia en filtrado de las mascarillas y han advertido de que ninguno de los materiales caseros utilizados para confeccionarlas protege frente a la Covid-19.
Los científicos han analizado diversos materiales caseros utilizados en las últimas semanas para elaborar mascarillas caseras como bayetas, gamuzas atrapapolvo, telas de poliéster o gorros quirúrgicos de celulosa, pero también las mascarillas FPP3, HME y quirúrgicas. Sanidad también elaboró un listado de las que no son fiables.
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Los resultados apuntan que ninguno de los materiales caseros protege realmente de las partículas de 300 nanómetros, por lo que no son efectivas frente al coronavirus, como sí lo son las mascarillas FPP3, HME y quirúrgicas analizadas.
Investigadores de estas dos universidades han puesto a punto un nuevo sistema, diseñado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que también acaba de analizar el posible contagio en playas y piscinas, para determinar la eficiencia de filtrado de distintos materiales ante partículas de 300 nanómetros que puedan emplearse en mascarillas de protección, según ha informado la Universidad de Granada.
El virus que provoca la Covid-19 se transporta por vía aérea formando parte de partículas de diversos tamaños, como gotas y aerosoles y podrían permanecer en suspensión durante horas, o incluso días.
La escasez de mascarillas, tanto quirúrgicas como antipartículas, sobre todo el principio de la pandemia, ha generado su fabricación casera con material no homologado ni sometido a ensayos normalizados que midan su capacidad de protección. Saber ponérselas también es vital.
El sistema, que ha diseñado el CSIC y replicado el Grupo de Física de la Atmósfera granadino en el Instituto Interuniversiario de Investigación del Sistema Tierra en Andalucía, permite determinar la capacidad filtrante de materiales y tejidos. Se basa en la generación de aerosoles, selección de las partículas de 300 nanómetros, y en determinar la concentración de partículas generada antes y después de pasar por el material bajo estudio.