Pasarse un salero o compartir ordenador: la cadena de los primeros contagios por COVID-19 en Alemania
El primer brote de coronavirus en Alemania se produjo en la empresa Webasto
El estudio concluye que el tiempo de incubación es de una media de cuatro días
Un equipo de epidemiólogos han reconstruido minuiciosamente la cadena de contagios de la paciente cero del COVID-19 en Alemania y la han publicado en la revista científica 'The Lancet'. El estudio, que documenta cómo se propagó el primer brote de coronavirus en la empresa Webasto, permita entender mejor los mecanismos de transmisión del virus y la naturaleza de los síntomas. Asimismo, concluye que el tiempo de incubación es de una media de cuatro días, razón por la que muchos test dan falsos positivos.
La paciente cero en Alemania fue una ciudadana china, empleada en Webasto, que viajó de Shanghai a Múnich el 19 de enero, tras una visita de sus padres, que viven en Wuhan. El día de su llegada a Alemania ya estaba infectada. Entonces sintió dolor en el pecho y la espalda y durante toda su estancia en el país sintió una fatiga que atribuyó al jetlag. En el vuelo de regreso a Shanghai ya le subió la fiebre y entendió que algo no iba bien. Tras registrar 38,6º de temperatura y tos, fue al médico el día 25 y un día después daba positivo por SARS-CoV-2, por lo que fue hospitalizada.
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La paciente cero envió una lista de las personas con las que había estado en contacto durante su estancia en Alemania, y los empleados que habían estado cara a cara durante más de 15 minutos con ella -contactos de alto riesgo- elaboraron otra lista. Para el 19 de febrero, las autoridades bávaras ya habían detectado los 16 contagios derivados de esta paciente cero, cuatro mujeres y 12 hombres, en su mayoría asintomáticos o con síntomas leves, con una media de edad era de 35 años.
Un minucioso seguimiento de los contagios
Diez de esos positivos eran, como la paciente cero, trabajadores de la misma empresa. El minucioso seguimiento de los casos revela cómo se produjeron los contagios. El paciente 1 se sentó al lado de la paciente cero en una reunión de una hora y en una sala de 12 metros cuadrados. La secuencia del genoma del virus del paciente 2 permite también concluir que la paciente cero le transmitió la enfermedad. El paciente 3 estuvo en contacto con el 1, cuando ambos trabajaron a la vez en el mismo ordenador durante un rato breve.
Precisamente, este paciente 3 fue el que contagió al primer caso que se registró en suelo español (un turista alemán en la Gomera), el paciente 12. Ambos estuvieron sentados juntos durante 90 minutos en una reunión y después pasaron el resto de la velada juntos en casa del paciente 3.
El caso de contagio más difícil de establecer en esta descripción es el del paciente 5, contagiado por el paciente 4 (quien sí había tenido contacto con la ciudadana china), aún sin ningún síntoma. Su único contacto fue en una visita a la cantina, sentados de espaldas, cuando el paciente 5 se giró para pedirle el salero de la mesa al paciente 4. El resto de los 16 contagios fueron personas que habían estado en contacto con la paciente 0, el 1, el 2 y el 5 y que habían participado en reuniones, a corta distancia y durante más de 15 minutos y, en el caso del 5, también su familia, que resultó infectada.
Las personas consideradas con alto riesgo fueron sometidas a una cuarentena de 14 días en sus casas y se controló su estado de salud a diario. Se les hizo el test al principio y al final de la cuarentena al margen de los síntomas y los casos positivos fueron hospitalizados y aislados. En dos semanas se hicieron 240 test. “Gracias a haber hecho pruebas diagnósticas a todos aquellos que tuvieron contactos de alto riesgo con los pacientes confirmados, además de a personas de bajo riesgo con síntomas, pudimos detectar y hacer el seguimiento de personas son síntomas muy leves, que probablemente no hubieran sido detectados de otra manera”, indican los investigadores alemanes.
Al cruzar la información recabada, los investigadores pudieron determinar cómo se habían producido los contagios y pautar el periodo incubación de la enfermedad, y detectar que, desde el contagio cero, el virus ha mutado en al menos dos ocasiones. "El brote de COVID-19 en Baviera pudo ser controlado antes de que sus efectos llegaran a ser dramáticos en Alemania, pero a largo plazo, el control del Covid-19 a nivel global será difícil de lograr", determina la investigación.