"Sentí la cama que se movía": así viven los terremotos a consecuencia del volcán de La Palma los vecinos
Los vecinos sienten a diario los seísmos que sacuden La Palma con temor
Los expertos tranquilizan: un terremoto de intensidad seis no afectará a las construcciones
Un equipo de Informativos Telecinco entra en Las Manchas, de los primeros barrios en desalojar por el volcán
Los expertos insisten: la erupción del volcán de La Palma va para largo. Además del nivel de gases tóxicos, otro factor que hace pensar que la erupción no va a cesar próximamente es la elevada actividad sísmica. Los temblores no cesan. Algunos se pueden sentir con claridad en las casas de los palmeros. "Sentí la cama que se movía", asegura una vecina.
Los momentos de mayor agitación subterránea se detectan con facilidad al sur de La Palma. “Todos los terremotos que pasan de 4 los sentimos”, dice una mujer. “Todos los días hay alguno grande, de más de cuatro”, insiste otro hombre. Ayer por la tarde volvía a ocurrir: un terremoto de magnitud 4.8 a 37 kilómetros de profundidad.
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Pero los seísmos que más han aumentado son los de magnitud tres a una profundidad media de diez kilómetros. “Sentí la vibración”, dice un palmero. “Yo noté el movimiento de la cama”, dice otra mujer.
Estos terremotos advierten de la resistencia que todavía tiene el volcán de La Palma. “Cada vez parece que van en aumento”, señala una joven. No obstante, no se espera que alcancen un alto nivel de intensidad, la fuerza con la que son sentidos por la población.
No hay peligro para las construcciones
Albert Ventayol, geólogo, señala que aunque los seísmos sean de seis grados no entrañarán peligro directo para las construcciones. Estas palabras no tranquilizan a los palmeros. “Siempre estás desconfiando”, dice una mujer.
Los vecinos de La Palma están intimidados por un volcán que ya arrebata hasta el sol en el paraíso canario con su nube negra de ceniza. “Cada día es diferente y cada día es peor”, dice una vecina.
Su columna de humo y cenizas ha alcanzado los 3.400 metros de altura. Los miembros del Ejército siguen limpiando a diario las cenizas de los tejados y azoteas.