Los chinos, que fueron los primeros en cerrar, comienza a abrir: más por angustia económica que por seguridad
Algunos comercios no podía seguir cerrados por más tiempo
Mantienen estrictas medidas de seguridad y hasta controlan la temperatura de los clientes
Los chinos fueron los primeros en España en cerrar sus locales. En muchos se podía ver un cartel que decía que estaban de vacaciones hasta nuevo aviso en pleno mes de marzo. Ahora, más de seis semanas después y con el coronavirus en el ojo del huracán, con un país en Estado de alarma permanente, con miedo a equivocarse durante la desescalada, los chinos empiezan a abrir sus tiendas.
Los primeros cierres de los chinos asombraban a unos españoles que seguían por aquel entonces llevando una vida normal. El virus salía en las noticias, se hablaba de Wuhan, se comparaba con la gripe. Todo estaba lejos. El impacto del virus en Italia cambió todo. Y los chinos seguían cerrando las tiendas, tal vez porque ellos eran los primeros conscientes del impacto del coronavirus. Sabían por sus familias de su capacidad de contagio y de su capacidad de matar. Pero en España nos llamó la atención el cierre del Mobile Congress. Y los chinos cerraban. Barrios enteros veían cómo no había tiendas de chinos abiertas. Era como una diáspora.
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Fuertes medidas de seguridad
Fueron los más precavidos y echaron el cierre antes del estado de alarma. Ahora han sido los primeros en retomar la actividad en sus tiendas de alimentación con todas las precauciones del mundo. El comercio chino ya ha puesto en marcha su desescalada aunque a cuentagotas porque todavía hay supermercados que permanecen cerrados.
¿Creen los chinos que lo peor ya ha pasado en España? No tanto eso como que se encuentran en un ahogo económico importante. Como muchos de los establecimientos españoles, no pueden mantener el cierre por más tiempo sin quebrar. Mantienen, eso sí, estrictas medidas de seguridad, que incluyen pantallas protectoras, mascarillas y guantes, incluso cascos protectores de rostro.
En los establecimientos del barrio de Usera, en Madrid, uno de los que tienen mayor concentración china, los empleados toman la temperatura a todos los clientes que entran en el local. Además controlarán que no haya más de dos personas comprando a la vez en el interior de la tienda.