Pablo Iglesias cede y no será ministro: Sánchez gana el primer round
"No va a ser la excusa del PSOE para que no haya un Gobierno de coalición de izquierdas la próxima semana"
Sánchez ya ha dejado claro que es el presidente el que selecciona a los ministros, la próxima batalla
Podemos quiere las carteras más sociales y Hacienda, pero el PSOE también, y Europa observa
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha comunicado este viernes al presidente del Gobierno en funciones y candidato a la investidura, Pedro Sánchez, que está dispuesto a no formar parte del Gobierno de coalición con la condición de que no haya más vetos ni excusas para formar la próxima semana un gobierno conjunto de PSOE y Unidas Podemos.
Así lo explica el propio Iglesias en un vídeo que ha difundido en sus redes sociales en el que, muestra su disposición a echarse a un lado pero subraya que los nombres de su partido en el Ejecutivo de coalición los elegirá su formación. "No debo ser la excusa del PSOE para que no haya un gobierno de coalición de izquierdas. Estar o no en el Consejo de Ministros no será un problema siempre y cuando no haya más vetos y la presencia de Unidas Podemos en el Gobierno sea proporcional a los votos", ha escrito Iglesias en su cuenta de Twitter.
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Iglesias ha decidido echarse a un lado pero subraya que los nombres de su partido en el Ejecutivo de coalición los elegirá, "lógicamente", su formación, algo que tampoco convence a Sánchez que ya ha repetido en más de una ocasión que es el presidente del Gobierno el que elige a sus ministros, por lo que no es descartable que a esta primera batalla que Iglesias ha perdido frente al presidente en funciones se sume otra: la de los nombres en la que Sánchez tampoco parece dispuesto a ceder así como así. Y aparece en el horizonte la batalla por los ministerios, porque ahí es nada lo que Iglesias desea: Trabajo, las labores de comunicación, Hacienda... Sánchez también quiere vender las apuestas sociales de su Gobierno y tiene un ojo puesto en Bruselas, más cuando quiere promocionar a Calviño para el FMI. Así que la batalla va a ser larga. Y dura.
Iglesias aparece ahora como el que más cede para lograr un Gobierno, y eso es aplaudido en las redes. Pero queda mucha lucha por dejar claro a la ciudadanía quién puede llevarnos a unas nuevas elecciones. El líder de Podemos dará una nueva batalla con los nombres, y por eso ha puntualizado que ha encargado al responsable del comité negociador de pactos, Pablo Echenique, que traslade al PSOE su "voluntad de negociar ya un gobierno de coalición de izquierdas" y "un acuerdo integral", con programa y equipos, "para sacar adelante la investidura la semana que viene".
"España necesita ya un gobierno de coalición de izquierdas que asuma que los derechos sociales deben ser el eje de gobierno. El PSOE dice que el único escollo que evita ese gobierno soy yo, he estado reflexionando estos días y no voy a ser la excusa para que el PSOE evite ese gobierno de coalición", ha señalado Iglesias.
Este es el primer movimiento del líder de Podemos después de que Pedro Sánchez, que tampoco quiere quedar ante la opinión pública como el hombre que imposibilitó el Gobierno de izquierdas, afirmase este jueves que está dispuesto a incorporar a Unidas Podemos en un ejecutivo de coalición, siempre que en él no esté Pablo Iglesias.
Intenta Iglesias con este gesto desbloquear una situación que empezaba a ser dramática porque Sánchez y todo su gobierno en funciones había sido categórico al respecto. Daba igual que el 70% de los inscritos en Podemos apostaran por un gobierno de coalición sin vetos. El PSOE ha dejado suficientemente claro que Iglesias se había convertido en una línea roja insuperable. Por muchas razones. La primera, que Sánchez no olvida el desprecio y las maneras de 2016. Esa arrogancia hacia un Sánchez débil, esa foto con todo su equipo pidiendo ministerios no se le ha olvidado ni mucho menos al líder del PSOE. El 'no es no' a Iglesias está marcado a fuego como lo estuvo el 'no es no' a Rajoy.
Sánchez no cedió ante nadie siendo líder de la oposición mucho menos iba a ceder ahora. Lo dejó claro ante Piqueras cuando dijo aquello de que Podemos defendía el derecho de autodeterminación y con Ferreras de forma más categórica aún cuando, molesto por la consulta de Iglesias a las bases, le acusó de no creer en la democracia española. "No me puedo permitir un vicepresidente que hable de presos políticos", sentenció.
Tampoco cree Sánchez que Iglesias fuera a ser una aliado tras la sentencia del procés. Pero lo que también está en el fondo de esta rivalidad es una hegemonía de la izquierda que va más allá del futuro del país. Por parte del PSOE se trata de no dar oxígeno a un Podemos en caída libre. Y a un Iglesias que ve como Colau y Teresa Rodríguez prefieren a Errejón. Unas elecciones pueden golpear a la izquierda aumentando su abstención pero el PSOE seguiría firme mientras que Podemos se convertiría en voto inútil.
Y eso lo acaba de ver Iglesias en solo 24 horas. Comenzó el día señalando que confiaba en el PSOE y que había que tener paciencia después de lanzar un órdago dejando claro que, si no había gobierno ahora, Sánchez nunca sería presidente. Horas después, Celaà dejaba claro a Iglesias que el 'no es no' de Sánchez no tenía vuelta atrás. Y lo vendía tras el Consejo de Ministros como una especie de favor a Podemos. "No es lo mismo el grado de tensión que se establece cuando líderes de fuerzas políticas diferentes discrepan en torno a una mesa de ministros que cuando sencillamente hay personas representativas de esa fuerza política", señalaba y ponía el ejemplo de Iodia Mendia, no por casualidad un socio fiable. "No está en el Gobierno vasco" y "muchos líderes de las fuerzas políticas que han venido siendo representadas en distintos Gobiernos de coalición no han tenido ellos mismos ningún interés en entrar ahí. ¿Por qué? Para mantener la libertad de sus pretensiones y de sus propuestas legítimas en el Congreso de los Diputados o en los parlamentos. Para mantenerse libres".
Y ha ido más allá. Celaà ha reconocido que aunque todos los ministros tienen que ser "políticos", sería "impensable" que un ministro no tenga "conocimientos técnicos": "para nosotros eso no es admisible". ¿Un mensaje a los futuros nombres que plantee Iglesias?
El titular estaba dado. Así como una puerta abierta a Montero, pareja de Iglesias, y otros líderes de Podemos. Con reticencias, eso sí. Pero Pablo no. Pablo era una línea roja. Obligado por esta firmeza, Iglesias ha dado un paso atrás. La investidura de Sánchez es hoy menos negra e Iglesias se presentará ahora como el líder que ha hecho todo lo posible. Eso sí. Sánchez seguirá apretando. Ahora presiona, porque no todos los nombres de la lista que pueda presentar Iglesias le convencen. Y porque el hombre que ha controlado el PSOE con mano de hierro no va a consentir ahora no hacer lo mismo con el Consejo de Ministros. Iglesias debería tomar nota.