El experto epidemiólogo Michael T. Osterholm, considerado como una eminencia y asesor del equipo del presidente de EEUU, Joe Biden, durante la que fue su transición al poder, insiste en advertir de los efectos que pueden llegar a tener las variantes del coronavirus en la trayectoria de la pandemia.

Convencido de que lo que estamos viendo en estos momentos es “la calma antes de la tormenta”, Osterholm vuelve a recalcar que se avecina un “huracán covid” de “categoría 5”. Y a ese huracán, concretamente, ya le pone un nombre: B.1.1.7, o dicho de otro modo, la variante británica.

Sin restar preocupación a las demás, el epidemiólogo se sirve de los devastadores efectos que ha tenido en Reino Unido para advertir a su país, Estados Unidos, de una inminente oleada de contagios, al tiempo en que, por extensión, lanza un aviso al resto del mundo.

Según expresa en declaraciones recogidas por MPR News, y a su juicio, son tres las cuestiones fundamentales que se realizan a la hora de hablar de las variantes: ¿Se transmite más fácilmente y más ampliamente? ¿Causan enfermedades más graves, incluida la muerte? ¿Pueden evadir la protección inmunológica que obtenemos de la vacuna o la infección natural y, en algunos casos, incluso del tratamiento con anticuerpos monoclonales?

En el caso de la variante británica, explica, al menos las dos primeras características las cumple. Es decir, defiende que es más transmisible, estimando que es entre un 30% y un 70% más contagiosa, al tiempo en que, señala, “seguramente está causando enfermedades más graves, incluyendo con ello un aumento de muertes y hospitalizaciones”. El hecho de que sea más transmisible, según evidencia, incrementa las probabilidades de que la variante haga más daño.

Por todo ello, Osterholm espera que en Estados Unidos vean pronto una situación “similar a lo que vimos en países europeos”, como en Reino Unido, con las cifras del coronavirus multiplicándose en un breve espacio de tiempo.

Señalando que también la variante P.1 de Brasil y la B.1.3.5 de Sudáfrica han desarrollado la capacidad de ser más transmisibles y de hacer más daño, el epidemiólogo expresa su temor a que puedan lograr, “hasta cierto punto”, ser capaces de evadir la protección inmunológica de las vacunas, o incluso de la infección natural.

Según sostiene, además debemos esperar “muchas más variantes”, señalando que aunque los virus mutan continuamente, lo que sucede ahora es que “han adquirido una capacidad de mutar que no habíamos visto antes”. Básicamente, explica, esto sucedería porque el virus, tras haber ya más población con protección inmunológica, está intentándose “adaptar a las condiciones”, buscando lo que denominan como microevolución.

En este contexto, señala, lo que sucede ahora con las variantes no es que el coronavirus se transmita de un modo diferente, sino que “hay más en el aire y es más probable que infecte”.

Con todo esto en cuenta, Osterholm teme que se produzca próximamente una cuarta ola que, en el caso de Estados Unidos, llegaría a principios o mediados de marzo, según estima.

“Veremos ese próximo gran pico, y muy probablemente superará lo que vimos en enero”, ha advertido.

En el camino, insiste en que es crucial que se intensifique la campaña de vacunación, apostando por poner a todo el mundo tantas primeras dosis como sea posible; algo que, no obstante, no confía en que se realice con la velocidad óptima y deseada.

Por otra parte, advierte del peligro de que tanto la ciudadanía como los gobernantes sientan que el descenso actual de los casos nos sitúa en una posición aventajada que nos haga relajar rápidamente las medidas de control de la transmisión del virus. No prepararse desde ya para un posible repunte y bajar la guardia, alerta, hará que sea “demasiado tarde” para refugiarse de ese “huracán covid”.