Marisa y Sayma tienen 25 años y pasan las horas juntas. Entre risas, nos cuentan sus sueños: Estudiar y trabajar en España porque en Auserd viven asfixiadas, no hay futuro.

Casarse y tener hijos parece ser el único destino de estas jóvenes, aunque el discurso feminista va calando poco a poco en esta sociedad, avanzada en muchos aspectos pero anclada todavía en un heteropatriarcado patente. De la mano del delegado saharaui en Castilla y León, Mohamen Labat, visitamos un centro de mujeres en la wilaya de Auserd, que tiene como objetivo sacarlas de sus hogares y empoderarlas.

La sociedad saharaui subsiste en estos campos levantados en pleno desierto argelino hace ya 44 años, cuando Marruecos ocupó su territorio. Ya son tres generaciones luchando por volver a sus tierras y para continuar con la lucha necesitan que los jóvenes estén bien formados, pero el problema es que cuando vuelven de la universidad, aquí no encuentran trabajo y eso, según la gobernadora de Auserd, Mariem Saleh Ehmada, “es muy peligroso”.

Porque la educación es la mejor vacuna para mejorar. El futuro del pueblo saharaui, empezando desde la infancia. En escuelas que subsisten a duras penas gracias a la ayuda humanitaria. En una guardería de la misma wilaya, hay 312 niños repartidos en dos turnos de mañana y tarde y las infraestructuras están en muy malas condiciones.

Aseguran que el 96 por ciento de la población esta alfabetizada pero, aunque estos pequeños disfrutan, cantan y juegan libremente, la mejora de la Educación y la Sanidad es imprescindible para alcanzar su objetivo: un Sáhara libre.