La familia de Diego Bello, pendiente de la decisión de la Justicia filipina sobre el asesinato del joven empresario gallego
Diego Bello tenía varios negocios en Filipinas y disfrutaba con su pasión por el surf antes de ser asesinado
Los policías corruptos abatieron a Diego Bello con sesi disparos acusándole de ser un narcotraficante
Nuevas investigaciones oficiales demuestran que no tenía relación con las drogas
El caso del asesinato del joven empresario y surfista español, Diego Bello, presuntamente asesinado en Filipinas por agentes de policía que le acusaron de ser un narcotraficante está más cerca de resolverse.
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La familia de este joven gallego lleva años luchando por sacar a la luz la verdad de un asesinato al que la Justicia Filipina se negaba a atender. Nueva pruebas y testimonios han permitido que se conozca como un grupo de policías corruptos simularon un tiroteo con Bello para justificar haberlo abatido. En su cuerpo colocaron una riñonera con droga que lo delataría como delincuente.
Acusaciones de asesinato, perjurio y falsificación de pruebas
Bello fue abatido durante un tiroteo con policías filipinos en 8 de enero de 2020 en la isla de Siargao. Los tres agentes acusado de aquella operación se enfrentan ahora ante la Justicia filipna que tiene que decidir si acepta sus alegaciones o los juzga bajo las acusaciones de asesinato, perjurio y falsificación de pruebas.
Nada de esto habría sido posible si la participación de una organización filipina de derechos humanos que investigó los hechos y elaboró un informe en el que se desmontaba con testimonios y pruebas balísticas y forenses la versión de los policías corruptos.
Diego llegaba asu casa donde le esperaba su mujer y su hija
Estudios de la Oficina Federal de Investigación de Filipinas (NBI por sus siglas en Inglés) probaron que Diego Bello no tenía nada que ver con el mundo de las drogas y que el arma que supuestamente blandía en su enfrentamiento con los agentes ni era suya ni estaba a su nombre. El informe balístico de esta agencia también demostró que el relato de los hechos no se soportaba con la trayectoria de los proyectiles.
El día que los agentes abatieron de seis disparos a Diego Bello, este joven empresario gallego que llevaba tres años viviendo en la isla filipinas, estaba llagando a su casa donde le esparaba su mujer y su hija pequeña.