Quién es el hombre que ha intentado matar a Cristina Fernández de Kirchner, vicepresidenta de Argentina
Fernando Sabag Montiel, el hombre arrestado por intentar matar a Cristina Fernández de Kirchner
Fernando Sabag Montiel ha apuntado a la cabeza con un arma a la vicepresidenta de Argentina
Argentina, dividida por la petición de pena contra Cristina Fernández por corrupción
Fernando Sabag Montiel, brasileño de 35 años, ha sido detenido por el intento de asesinato de Cristina Fernández de Kirchner a las puertas de su casa. El hombre, que vive en Argentina desde 2017, tiene antecedentes por tenencia de armas.
El detenido, de 35 años, ha apuntado a la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, en la cabeza con un arma que estaba cargada con cinco balas pero no se sabe por qué no ha llegado a disparar.
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Inmediatamente ha sido detenido por el personal de seguridad de la vicepresidenta argentina, a quien cada día decenas de personas la esperan a las puertas de su casa para vitorearla o increparla desde que la Fiscalía pidiera para ella 12 años de cárcel por corrupción.
Los antecendetes de Fernado Sabag Montiel
Fernando Sabag Montiel tiene antecedentes policiales por tenencia de armas blancas. En 2021 la policía lo paró por no llevar la matrícula trasera de su coche y cuando se bajó del vehículo se le cayó un cuchillo de 35 centímetros de largo.
La causa fue archivada porque según la Fiscalía el caso “no revestía gravedad”, según informa TN.
Quienes conocen a Fernando Sabag Montiel aseguran que es un tipo peculiar, algunos apuntan a problemas de salud mental sin acalara muy bien a que se refieren, según informa Infobae. Tedi, así conocían sus vecinos a este brasileño de nacimiento, que llegó a Argentina desde Uruguay en 2017.
Fernando Sabag Montiel, Tedi
Vivía con sus padres en Villa del Parque. Cuando murió su madre, vendedora de ropa al por mayor, se presentó en los juzgados con un abogado para defender que era el único heredero. Su madre solo había dejado un coche.
Sus conocidos lo definen como errático, inconstante y camaleónico por sus cambios de imagen, proclive a decir “cosas insensatas” y proponer negocios más insensatos aún. En redes dejaba a veces mensajes cuanto menos extraños.
Le gusta la música, las bandas de death metal y los artistas locales. Solía esperar a los artistas a las puertas de los hoteles para hacerse fotos con ellos. "Era un freak, pero mal", sentencia un vecino.