Amerie, la niña de 10 años que llamó a emergencias para pedir ayuda antes de ser asesinada en Texas
Amerie hizo lo que sus padres le habían enseñado que tenía que hacer en el caso de encontrarse ante una emergencia
"Tengo un secretito y quiero decírtelo"...."Estoy a punto de...". Es la frase que hiela la sangre de un asesino de 18 años, Salvador Ramos
No hay suficientes hombros para sostener la angustia y la desesperación de las familias de Uvalde
"Tengo un secretito y quiero decírtelo"...."Estoy a punto de...". Es la frase que hiela la sangre de un asesino de 18 años, Salvador Ramos, que ha escrito su nombre con letras de sangre en la lista de matanzas en EEUU y que fue capaz de herir a su propia abuela antes de emprender la masacre. Esta fue además contra menores indefensos en un colegio. Otra vez. No hay suficientes hombros para sostener la angustia y la desesperación de las familias de Uvalde. Pocos momentos tan aterradores para unos padres. Muchos han tenido que contener la angustia durante horas para saber por el ADN la peor de las noticias. Ya se van poniendo rostro a las víctimas. Entre ellas, destaca la valentía de Amerie, que luchó hasta el final y murió llamando al 911.
Amerie fue valiente hasta el final
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Mientras el pánico y el caos se apoderaron de la escuela primaria de Robb, en Uvalde (Texas), ella hizo lo que sus padres le habían enseñado que tenía que hacer en el caso de encontrarse ante una emergencia. En su caso, llamar al 911, el teléfono de emergencias estadounidense, y dar la voz de alarma. No le sirvió para salvar la vida, pero sí para demostrar su valentía. Amerie llamó en cuanto comenzaron los gritos de Salvador Ramos. El joven, que acababa de cumplir 18 años, se encerró en una clase y acabó con la vida de dos profesoras y 19 niños. Niños de apenas nueve o diez años.
Todos celebraban el final del curso. Sus profesoras les habían entregado sus diplomas y murieron tratando de protegerles con sus cuerpos. Uvalde es hoy una comunidad destrozada. De mayoría latina, comparten el mismo dolor. Algunos, afortunadamente, consiguen volver con sus pequeños a casa, pero saben que nunca olvidarán los gritos y el horror en el aula cercana esos gritos de los niños y todos los balazos.
Antes de cometer la matanza, el joven había disparado contra su abuela, dejándola en estado crítico. Después cogió un vehículo, con el que tuvo un accidente en una zanja cercana al centro educativo. Ya en el interior de la escuela, el joven de dieciocho años abre fuego contra niños y profesores mientras les grita: "Vais a morir"
Minutos después, las fuerzas del orden llegaban al colegio. Rompieron ventanas para ayudar a salir a numerosos alumnos hasta que se produjo el enfrentamiento con el asesino. Tras un tiroteo, Salvador Ramos era alcanzado y caía muerto. Alertados por las noticias, las familias de los escolares se acercaban a la escuela. Desesperados, trataban de comprobar si sus hijos estaban entre las víctimas. Conocen el primer balance de la que el gobernador de Texas califica como horrible tragedia.
La terrible celebración de los 18 años
Fue cumplir 18 años y lo primero que hizo Salvador Ramos fue comprarse él mismo dos rifles de los que presumía hace días en redes sociales. Su regalo lo estrenó disparando a su abuela con quien vivía. De allí al colegio de 600 alumnos donde estudió, donde se rieron de él, donde sufrió acoso escolar. Quería alistarse en los Marines para matar gente, decía. Salvador Ramos nació en Dakota del Norte. Su entorno le vio cambiar en los últimos años.
Cada vez iba menos al colegio hasta que empezó a trabajar en un restaurante de hamburguesas donde lo describen como callado y solitario. Alardeaba de revistas de armas y de mochila con cartuchos pero cuando le preguntaban. ¿Por qué tienes esto? El adolescente solitario respondía, no te preocupes. El de este martes es el segundo tiroteo más mortífero perpetrado un centro escolar de la última década, tras el ocurrido en 2012 en la escuela Sandy Hook de Newton (Connecticut), donde 26 personas fueron asesinadas.