Barcelona se queda sin chiringuitos en las playas
Los empresarios denuncian el alto coste del pago del canon
"La empatía por parte del Ayuntamiento de Barcelona para afrontar esta situación es lamentable"
La crisis del coronavirus hará que este sea uno de los veranos más extraños que se hayamos vivido en nuestras vidas, donde la distancia de seguridad, las mamparas de separación y esperar cola para ir a la playa, será la tónica habitual de los meses estivales que nos esperan.
Pero las playas de Barcelona se verán aún más desangeladas tras la medida adoptada por la mayoría de los hosteleros de los chiringuitos tras renunciar a sus concesiones este verano por la inviabilidad económica que les supone abrir.
MÁS
Madrid va por libre y se fija en las terrazas postcoronavirus: serán más amplias, con mamparas y máquinas térmicass
El verano que nos espera: turnos para ir a la playa, mamparas, pulseras y viajes dentro de España
El turismo nacional se antoja como "salvación ante el coronavirus" para las agencias de viaje
Desde el sector denuncia que existe un canon por temporada bastante elevado del que únicamente se les descontará los días que permanezcan cerrados por el estado de alarma y pero no tienen en cuenta la situación por la que se encontrarán una vez puedan abrir sus puertas debido a la distancias de seguridad y limitación de aforo.
Roger Pallarols, presidente del Gremio de Restauración de Barcelona
Roger Pallarols, presidente del Gremio de Restauración de Barcelona, anuncia a través de un vídeo cómo después de décadas “las playas de Barcelona este año no contarán con chiringuitos”. Informa que los propietarios han renunciado a sus licencias “debido a la incertidumbre de la temporada y los excesivos cánones que abonan al Ayuntamiento de Barcelona para realizar esas actividades, pasan a ser literalmente imposibles de asumir sin poner en estado crítico a la empresa y al conjunto de sus trabajadores”
Israel Flores, Presidente de la Asociación de Chiringuitos de Barcelona
Israel Flores denuncia “la falta de ayuda por parte del Ayuntamiento de Barcelona” al sector debida la situación excepcional en la que se encuentran. “Hace unas semanas solicitamos que nos hicieran una rebaja en los importes que pagamos para podemos montar los chiringuitos, que en algunos casos superan el medio millón de euros por temporada y que no hacen viable el negocio si no se hace un rebaja” La devolución por el tiempo que no hayan podido abrir el chiringuito durante el estado de alarma que les ofrece el ayuntamiento, asegura que “insuficiente”
Carmen Asconia, dueña de los chiringuitos 'Vai Moana' y 'La Graciosa'
Los dueños de los chiringuitos no ven viable el negocio y piden una mejor respuesta por parte del ayuntamiento, como es el caso de Carmen Asconi, dueña de dos chiringuitos de la playa de Barcelona: “Consideramos que un estado de alarma es una situación excepcional y que también requiere de medidas excepcionales, principalmente flexibilidad”, pero “la empatía por parte del Ayuntamiento de Barcelona para afrontar esta situación es lamentable. La afectación es total y esto afectará a la viabilidad del servicio de la playa ya que deberemos reorganizarnos en base a tomar unas medidas y unas pautas de reducción de aforo y distanciamiento social que desde luego no se ven reflejados ni reducidos en los cánones que ya hemos abonado”
Lamentando la situación, Carmen asegura que esta respuesta “nos vemos obligados a cerrar en contra de nuestra voluntad y con ello más de 600 trabajadores estarán inactivos, entre ellos camareros, cocineros y personal de administración. Nos sentimos defraudados, nos sentimos impotentes y solicitamos al ayuntamiento un diálogo y flexibilidad para que se pueda salvar esta situación”
Respuesta del Ayuntamiento de Barcelona
Desde el ayuntamiento, Albert Batlle, teniente de alcalde de seguridad de Barcelona ha respondido que hay un diálogo permanente del ayuntamiento con este sector. "Algunos han hecho el pago íntegro y se les abonará la parte proporcional del período que no hayan podido desarrollar su actividad por el cierre de las playas. Veremos cuando las playas pueden desarrollar su actividad normal"
Empresarios de playas de Andalucía piden suspensión del canon
Los empresarios de playas han pedido al Ministerio de Medio Ambiente que suspenda el canon correspondiente a 2020, un año "catastrófico" para el sector turístico, y que concrete el calendario de desescalada para determinar si va a ser posible abrir las instalaciones este verano, aunque sea de forma parcial.
El presidente de la Federación Andaluza de Empresarios de Playas (Faeplayas), Norberto del Castillo, ha explicado que hace dos semanas solicitaron al Gobierno la suspensión del canon y "dijo que no dos días después", por lo que esta semana van a insistir en esta petición con el apoyo de la Junta de Andalucía y ayuntamientos.
"Nos impiden usar las playas. Es como si el dueño de un piso lo cierra y quiere que le paguen el alquiler", ha argumentado Del Castillo, quien ha añadido que estos negocios tenían que haber comenzado a tener ingresos antes de Semana Santa, y en cambio solo tienen gastos.
A día de hoy, el verano es "una auténtica incógnita" porque no se sabe cómo van a comportarse los ciudadanos cuando la situación comience a volver a la normalidad en lugares de afluencia masiva, y probablemente "si las playas se usan, será parcialmente".
SOS de los hosteleros en Valencia y Madrid
Los empresarios lanza su SOS a las instituciones para salvar en lo que se pueda la temporada de verano en nuestro país a pesar del coronavirus. Valencia apela a la amplitud de sus playas para reabrirlas cuanto antes. “Todos las años se instalan las hamacas y sombrillas a unos 30 metros de la orilla del mar, este año se podria retroceder a unos 80 metros”, propone Jose Miguel Bielsa, de la Asociación de Hosteleros Las Arenas de Valencia.
En Madrid, los hosteleros propone ampliar las terrazas para proteger a la clientela y facilitar la instalación a los que no la tienen. A este respecto, Juan Josá Blardony Asociación de Hostelería de Madrid propone instalarlas “en el aparcamiento público o en la puerta para que puedan disponer de algunas mesas y sillas.