Se cumplen 75 años de la bomba atómica de Hiroshima: por qué se vive en la ciudad japonesa pero no en Chernóbil
Tres motivos explican que una zona sea habitable pero la otra no
En la ciudad de Hiroshima viven más de un millón de personas
El perímetro de 250.000 km2 de exclusión en Chernóbil seguirá deshabitado 20.000 años
El jueves 6 de agosto se cumplen 75 años del ataque nuclear de Hiroshima. Una sola arma atómica bastó para aniquilar al 30% de la población, unas 80.000 de inmediato y otras decenas de miles posteriormente por los efectos de la radiación. Hoy en día, en la ciudad japonesa viven más de un millón de personas. Cuarenta años más tarde se producía el peor desastre nuclear de la historia en Chernóbil. ¿Por qué una sigue deshabitada y la otra no?
La explosión de Chernóbil
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Chernóbil una vez fue hogar para 120.000 personas, pero hoy en día un perímetro de más de 2.500 km cuadrados sigue deshabitado, si no tenemos en cuenta los pocos exresidentes que volvieron a sus casas para pasar sus últimos años.
Las cifras oficiales empezaron admitiendo 31 víctimas mortales, según el Kremlin, y después el número aumentó a los 51 gracias a un informe del Comité Científico Sobre los Efectos de la Radiación Atómica (UNSCEAR). Pero a esto hay que sumar probablemente la decadencia progresiva de los cientos de miles de liquidadores que minimizaron las consecuencias del desastre. Una investigación de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer publicada en 2006 en 'International Journal of Cancer' estimaba que, "para 2065, sobre 16.000 casos de cáncer de tiroides y 25.000 casos de otros tipos de cáncer se pueden esperar debido a la radiación del accidente”.
El bombardeo de Hiroshima
Muy diferente es el caso de Hiroshima, que vivió el peor día de su historia el 6 de agosto de 1945. Las víctimas de la bomba no supieron que se trató de una explosión atómica hasta un año y medio después, cuando se convirtieron en hibakusha, como se los bautizó. Existe incluso un reconocimiento de estas 'personas bombardeadas', como se traduce, por parte del gobierno japonés. Fueron estigmatizados por considerarse radioactivos y una buena parte ha sufrido cáncer.
Pero con el tiempo las calles de Hiroshima han recuperado su actividad y se han vuelto a construir edificios y un monumento en recuerdo del desastre de 120.000 metros cuadrados donde antes albergaba corazón político y comercial.
Lo que hace habitable una y no la otra
- Para empezar, la cantidad de combustible implicado no tiene nada que ver. La bomba Little Boy que impactó en Hiroshima cargaba 63 kilogramos de uranio enriquecido, mientras que el reactor de Chernóbil contenía unas 180 toneladas de combustible nuclear (en parte de uranio puro), unas 3.000 veces más. Se calcula que en la detonación se liberaron siete toneladas.
- En segundo lugar, la ‘eficacia’ de la reacción nuclear no es la misma. Mientras que en el bombardeo de Japón hizo reacción cerca de 0,90 kg de uranio, en Ucrania se liberaron isótopos radioactivos como el xenón, yodo radioactivo y cesio. El tiempo de vida de los elementos en el accidente de 1986 es mucho más largo. Por ejemplo en el caso del cesio-137 tiene un periodo de semidesintegración de 30,23 años.
- Por último, otra gran diferencia que distingue el destino de Hiroshima y Chernóbil es dónde se lanzaron. Mientras que una se lanzó desde el aire, a cientos de metros sobre la superficie, la otra ocurrió en el suelo. En la web 'Physics Stack Exchange', donde investigadores y académicos intercambian conocimientos, se dice que este aspecto es fundamental porque, mientras que en Hiroshima "el material nuclear se dispersó rápidamente en el aire", en Chernóbil "contaminó su medio ambiente durante décadas". "Hoy, la radiación de fondo en Hiroshima y Nagasaki es la misma que la cantidad promedio de radiación natural presente en cualquier lugar de la Tierra. No es suficiente afectar la salud humana", continúa.
Para entender esto es necesario comprender que la radioactividad solo afecta a nuestro organismo en una cantidad a partir de un umbral. Cuando lo sobrepasa, puede matar nuestras células o bien modificar su ADN, es decir, provocar una mutación genética. En zonas de Chernóbil, es seguro ir de visita solo durante un tiempo limitado por la alta exposición que podría afectar a nuestro cuerpo, y se calcula que no volverá a ser habitable en otros 20.000 años.