Naiara estuvo dos días castigada brutalmente antes de morir
La madre de Naiara y el padrastro han declarado durante horas. La investigación se centra en determinar si sabían lo que ocurría o al menos la madre de Naiara sabía que su hija corría peligro como asegura el padre biológico de la pequeña: “Quiero que se le haga justicia a la madre porque la madre sabía”. Manuel Briones está en Chile y se siente impotente: “Mi hija venía siendo maltratada y ella no hizo nada. Por eso quiero meterla presa”. La madre le contó hace seis meses que el asesino amenazó a la niña: “Le dijo no eres sangre de mi sangre”. Iván Pardo se enfrentó a la pequeña porque no era hija biológica de su hermano y además era extranjera. El asesino, violento y nazi, según los investigadores, tenía fijación con Naiara y empezó a acosarla. La pequeña se enfrentó a él para defenderse. Y Carlos el padrastro intervino y le dijo a su hermano que no trasladara los problemas de los adultos a los niños. La relación se deterioró en la familia y la madre de Naiara le envió a su ex marido estos mensajes en los que explicaba que quería divorciarse de Carlos y que su cuñado Iván había maltratado a Naiara. Le aseguró que iba a denunciarle pero no lo hizo. Por eso Manuel nos explica que quiere llevar a la Guardia Civil los mensajes del móvil, para probar que todos sabían lo que le estaba ocurriendo a la niña. Él intentó llevarse a Naiara a su país, pero la madre lo impidió y le bloqueó el teléfono, hasta hoy. La madre de Naiara trabajaba todo el día y era el padrastro, en paro, el que se tenía que haber ocupado de Naiara igual que hacía con dos hijos más de la pareja. Pero el padrastro la había dejado en manos de su madre Nieves y su hermano Iván. Tras el asesinato de Naiara, las primas de la pequeña que estaban en la casa llamaron al 112 y confesaron. La pequeña llevaba dos días enteros castigada. Y no era casual. Eran habituales los métodos de castigo físico de Iván que ponía de rodillas a Naiara durante horas, la maniatada y la golpeaba sin piedad. Un método que los investigadores consideran aprendió de su padre guardia civil. Aunque nadie en el colegio se percató de las señales que la niña emitía y tampoco los servicios sociales percibieron lo que estaba ocurriendo en esa familia con problemas económicos y desestructurada. La autopsia ha confirmado los malos tratos, las rodillas llenas de señales de haber estado sobre piedras, las ataduras, incluso otro episodio con una rotura de tibia soldada sin cura. Pero al menos en esos dos días de castigo despiadado la abuela no intervino, por eso ha perdido la tutela de sus nietas, hijas de otra de hermana del asesino. La Guardia Civil busca datos de posibles malos tratos de estas dos niñas que atemorizadas mantuvieron en secreto lo que ocurría en la casa, hasta la muerte de Naiara.