Día Mundial del Agua 2018: Un recurso finito que todos imaginamos inagotable
Las estructuras pensadas por los científicos parecen prometedoras: Tejados verdes que captan y canalizan las aguas pluviales para su posterior utilización; pavimentos permeables que posibilitan que las lluvias filtren al suelo posibilitando la recarga de las aguas subterráneas.
Pere Malgrat Bregolat, Director de Drenaje Urbano y Resiliencia de Suez Advanced Solutions, entrevistado por Informativos Telecinco, subraya los beneficios de los sistemas de drenaje sostenibles (SUD) y enumera otras usadas para "maximizar las oportunidades y beneficios que se pueden obtener de la gestión del agua de lluvia: Parterres inundables, pozos, zanjas, alcorques, depósitos de infiltración, cubiertas vegetadas, cunetas y franjas vegetadas".
Sin embargo, en España a pesar de la efectividad de estos "sistemas de drenaje sostenible que se pueda adaptar en cualquier lugar" no terminan de hacerse realidad.
En todo el país, según Malgrat, "no hay muchas. Tenemos constancia de 54 instalaciones, distribuidas entre las diferentes Comunidades Autónomas. A España estas técnicas han llegado muy tarde. Hay países donde llevan 30 años implementándose. Por ejemplo, solo en la ciudad de Burdeos tienen 10.000 instalaciones ejecutadas en los últimos 30 años".
Los científicos aseguran que las soluciones constructivas basadas en la naturaleza podrán resolver muchos de los problemas que enfrentamos con el agua y que es una necesidad armonizar las ciudades pensando en una infraestructura verde.
En países como Reino Unido, Alemania, Japón y Singapur, el agua de la lluvia se aprovecha en edificios que cuentan con el sistema de recolección, para después utilizarla en los servicios sanitarios, en la extinción de incendios... Lo que representa un ahorro del 15% del recurso, según fuentes de la empresa mexicana Hidropluviales.
"Sin duda existe ese interés mundial creciente por estos sistemas en países tan diversos como Canadá, Chile o Malasia por poner tres ejemplos. Seguramente debido a que cada vez existe una mayor conciencia medioambiental en la sociedad, reforzada por la consideración mundial de que el cambio climático requiere actuaciones potentes en los años futuros", reconoce Pere Malgrat.
Nuestros antepasados lo hacían: Las ciudades incas, son un ejemplo. También los árabes que realizaron obras que todavía funcionan, obras en las que no se utilizaba ni cemento ni hierro, que respetaban el hábitat y convivían con él, volviéndose muchas veces parte del paisaje.
¿Qué pasa con España?
Ahora con más tecnología deberíamos ser todavía más capaces de hacerlo. Sin embargo, son todavía pocos los ejemplos de edificios en el mundo y menos en España, que incorporan tecnología para recuperar/reciclar el agua que sigue perdiéndose por las alcantarillas de las ciudades.
En España, de hecho, hay todavía pocos atisbos de que las administraciones o empresas privadas empiecen a preocuparse por soluciones vinculadas a la naturaleza para gestionar el agua de lluvia y reintegrarla a su ciclo. No existen políticas fiscales, ni incentivos económicos para convencer a los más reacios.
Preguntamos a Pere Malgrat sobre la nota que le pondría a España con más de 30 años de experiencia: "De momento un 2. Espero que en breve podamos llegar al 5. Estamos todavía en un estado embrionario. Aunque las cosas están cambiando a mejor de una manera acelerada".
La empresa española afincada en Sevilla, Terapia Urbana se dedica a la realización de jardines verticales, que integran sistemas sostenibles en los que incluyen canalización de aguas pluviales para riego de áreas verdes tiene un mercado fundamentalmente en Reino Unido, "porque en España el nivel de conciencia medioambiental no es el mismo".
Quien nos cuenta esto es Fernando Hidalgo, representante técnico de esta empresa que trabaja con proyectos internacionales. Explica, además, que hay por un lado un factor de conciencia ecológica pero que también inciden los costes económicos y “estas intervenciones no son las más baratas”.
"En España todavía nos queda, porque si bien se mira si es sostenible, también hay que explicar cómo se traduce eso en ahorro", añade Hidalgo. "Ese civismo medioambiental todavía está a años luz. Hay un interés pero siempre y cuando se pueda medir cuantificar", aclara.
Hidalgo no cree que la falta de interés en España se deba únicamente a la cuestión económica sino también a que es difícil cuantificar los beneficios de estas soluciones arquitectónicas sostenibles, algo que frena a sus potenciales clientes del sector terciario, empresas, estructuras hoteleras. "Tú puedes decir que tu sistema mejora el medioambiente y la salud de las personas, pero no es como la etiqueta energética de un electrodoméstico", añade. Una ecuación que se completa con la falta general de conciencia ecológica.
En esta línea, Malgrat Bregolat cree que todavía hay muchos factores que nos colocan en la cola de Europa en la implantación de sistemas de recuperación y reciclaje de las aguas de lluvia. “Estos sistemas requieren un enfoque pluridisplinar, que nos cuesta llevar a cabo en España, con arquitectos urbanistas, ingenieros especialistas en drenaje urbano, geólogos, paisajistas, etc". Además, muchas veces “se han planteado con criterio sobre todo estético, olvidando la parte funcional de infiltración y/o retención en el subsuelo, u obviando un planteamiento racional de su mantenimiento. Esto ha dado lugar a fracasos, instalaciones que al cabo de unos años no funcionan y se repavimentan por ejemplo.”
Sin embargo, lo más inminente de cara al futuro es "que tenemos que aprender a consumir de otra manera, en particular en el campo del agua, donde la tendencia a reducir consumos per cápita, al fomento de la economía circular por ejemplo maximizando la reutilización, irá imponiéndose sin duda en los próximos años", subraya Malgrat.