María Verdoy vuelve a visitar la ganadería caprina de Gonzalo Pérez y descubre todos los cuidados que necesitan las crías de las cabras para elaborar una leche de primera calidad. La presentadora de Mediaset también tiene la oportunidad de probar el queso que se obtiene con la leche de la ganadería.
Aunque llegue un poco tarde por estar “encandilada por la vida rural”, María Verdoy acude otro día más a la ganadería de Gonzalo Pérez para conocer un poco más la vida de un auténtico ganadero. Sin embargo, y antes de comenzar con las tareas, dedican un tiempo a admirar el paisaje y llegan a plantearse si necesitan cambiar el campo por la ciudad.
Gonzalo Pérez, quien ya ha tenido contacto con las grandes urbes, admite “no dejarlo”. En cambio, María Verdoy podría plantearse coger las maletas y mudarse en un futuro: “Yo soy muy urbanita y tengo mi vida en la ciudad, pero no te creas que estos días aquí me estén haciendo cambiar el chip. Igual me lo pienso y todo”.
Gonzalo Pérez enseña a María Verdoy las instalaciones donde se encuentran las crías que reciben unos cuidados diferenciados hasta ser las “futuras madres de la ganadería”, comenta el propio ganadero. La presentadora no puede evitar la emoción e intenta hacerles mimos: “Me muero, por favor. ¿Qué belleza es esta?”.
Mientras María Verdoy conoce a las pequeñas de la ganadería, Gonzalo Pérez le explica como las cuidan: “Cuando nacen, las damos los mejores calostros, y luego las pasamos aquí, donde tienen una nodriza para beber leche. Tenemos que cuidarlas de pequeñas muchísimo porque van a ser las futuras madres de la ganadería”.
Después, Gonzalo Pérez muestra a María Verdoy los enormes tanques de leche con los que luego se elabora diferentes lácteos y la presentadora prueba el queso que realizan junto con otros negocios de la zona.
Para ello, María Verdoy cuenta con la ayuda de Tano, un maestro quesero del pueblo, quién le da el mejor consejo para tener un buen queso: “El mejor secreto es, fundamentalmente, partir de una buena materia prima”.
Además, comenta cómo las ganaderías y los pueblos se benefician entre sí gracias a la proximidad: “Somos vecinos y nos ayudamos unos a los otros”.