San Fernando es un municipio gaditano donde conviven 96.000 isleños. En mayo del 2.000, un dramático suceso sacudió a toda la población. La nueva Ley del Menor se estrenó con un asesinato.
Klara García, de 16 años, murió a manos de quienes eran sus dos grandes amigas, Iria y Raquel. Ambas, de 16 y 17 años, asesinaron a Klara por puro placer, a sangre fría, acuchillando en múltiples ocasiones a la joven. Con la misma frialdad, sin mostrar ningún tipo de compasión, Iria y Raquel escenificaron con todo lujo de detalles el terrible suceso:
Pero este asesinato se podría haber adivinado de antemano. Además de jugar con prácticas satánicas, motivo por el cual Klara se apartó de ellas, Raquel e Iria ensalzaban la figura de José Rabadán, el 'asesino de la catana'. Desde 'Hechos reales' hemos conseguido acceder a algunas de las cartas que ambas enviaron a José Rabadán mientras estuvo encarcelado, en las que llegaron, incluso, a pedirle matrimonio:
No eran esas cartas los únicos escritos que debieron levantar las sospechas en torno a estas dos adolescentes. En el diario personal de Iria, la cabeza pensante del grupo, se observaban máximas satánicas y en su ordenador se encontraron más de 35 cuentos de su autoría con temáticas gore.
Precisamente entre esos relatos se encontró uno clave para este caso: uno de los cuentos relataba el asesinato que tres meses después calcarían a la perfección durante el asesinato de Klara...
La muerte de Klara obtuvo tal repercusión en el pueblo de San Fernando que todos los vecinos acudieron en masa el día de la detención de las dos menores de edad: entre gritos, insultos y llantos, Raquel e Iria tuvieron tiempo incluso para soltar alguna que otra carcajada durante su traslado a la cárcel.
Rogelia Luque García, inspectora del Cuerpo Nacional de Policía, recuerda con exactitud cómo cubrió aquel caso en el año 2.000 junto a sus compañeros. En el mismo lugar donde Klara murió acuchillada, Raquel e Iria repitieron la escena que las convirtió en asesinas. Rogelia, muy presente en aquella situación, asegura que en ningún momento notó cualquier resquicio de pudor en Iria o Raquel mientras repetían el suceso:
Los padres de Klara García lucharon hasta la saciedad para que la reciente modificación de la Ley del Menor cambiase: aquella ley dejaría prácticamente impunes a quienes privaron de la vida a su pequeña. Finalmente, la sentencia falló que Iria y Raquel eran culpables de los delitos de asesinato y conspiración para el asesinato. Por ellos fueron condenadas a 8 años de internamiento en un centro de menores, pero sólo cumplieron 6 años y desde 2006 están en libertad.
En la actualidad, Raquel tiene 35 años y vive con su pareja en una casa de campo. Iria es pedagoga y actualmente trabaja como profesora en una escuela infantil fuera de España.