Es el segundo hijo de Carmen e Hilario. Gracias a que sus padres son muy trabajadores, ni a él ni a su hermana nunca le ha faltado de nada. Está especialmente unido a su madre, que trabaja como celadora en una residencia de mayores. Un ojeador del Real Madrid se fijo en él cuando era muy pequeño, y cada día se traslada en AVE para los entrenamientos. A los 14 años empezó a relacionarse con malas compañías. Del tabaco pasó a los porros y los fines de semana empieza a consumir drogas de diseño. Adrián empieza a tratar a su madre sin respeto y ella, que está operada de corazón, sufre sin contarle nada a su marido.