A los 7 años, sus padres se separan. Vivía con sus abuelos, su padre no le pasaba la pensión. Intentó localizarle, cuando lo vio, él le vuelve la cara y se repitió a sí misma que no se interesaría más por él. A sus 16 años recibe un ramo de flores el día de su santo, con la tarjeta descubrió que era de su padre. Poco después quedan en un bar cercano, pero la cita dura pocos minutos porque Antonio empieza a hablar mal de su madre. A los 25 años, Mayte ha montado una academia de informática y un cliente es amigo de su padre. Vuelven a quedar, retoman la relación viéndose de vez en cuando. En 2005, Mayte descubre que tiene un hermano más, la conversación fue maravillosa pero le reprochó a su padre que no se lo contara.
Deciden conocerse pero él no pudo asistir. De pronto, dejó de recibir llamadas, Mayte no sabe lo que ha ocurrido, piensa que su padre ha podido tener algo que ver porque nunca le ha gustado que dos de sus hijos se conocieran tanto.