Panamá, 1985, José Félix nace en el seno de una familia cristiana bautista. Recibe una estricta educación, le obliga a leer la Biblia cuatro veces, le azotaba, además, tenía que acudir a misa varias veces por semana. Sin embargo, es muy cariñoso y reconoce que crece sobreprotegido. Su relación es buena hasta que con 18 años le confiesa que es gay, ese día, con ayuda de un pastor de la iglesia intenta que cambie su orientación sexual manteniéndole rezando durante toda una noche. No consigue nada y le echa de casa, se traslada a Ciudad de Panamá para seguir con sus estudios.

Un día envía un mensaje a través de una red social a David, un chico que vive en España. Comienzan a quedar todos los días para hablar, se enamoran y sienten que no pueden estar el uno sin el otro. David llega a pedirle matrimonio, tú no te quedas corto porque aceptas. Decide venir a Sevilla a conocerse, aprovechan para arreglar los papeles de su matrimonio. A los pocos meses deja su trabajo, a sus amigos, a su familia y vuelve a Sevilla para siempre. La relación con sus padres había mejorado un poco y por eso no dice que viene para casarse, sino por trabajo. Desde que se va no ha vuelto a ver a su padre. Se casan un 14 de febrero, la realizan online para que familiares y amigos la puedan seguir desde Panamá. La felicidad se trunca cuando le cuenta a su madre sus verdaderos motivos. Desde ese momento, sus padres no quieren saber nada de él.