Rosana fue adoptada por Pili y su marido cuando tenía 8 meses. Entre la niñez y la adolescencia empiezan los problemas. Comienzan los insultos, los golpes y los malos modos por parte de Rosana, quien hoy ha querido pedirle perdón a su madre, por todo el sufrimiento que le ha provocado a lo largo de estos años. Lo único que espera Pili es que, de ahora en adelante, siga así y pueda volver a caminar.