Miriam parecía encantada como vampira, por lo que apuntaba a que no iba a tener mucho miedo, pero nada más lejos de la realidad. Su paso por el circuito del terror ha sido el más surrealista de la noche: desde sus gritos a los zapatazos con los que intentaba defenderse o el lanzamiento de vísceras para alejar a los zombies, sin olvidar, por supuesto sus grandes frases como “muero muerta”, “déjenme que soy buena” o su propuesta de salvación: “Prometo que no voy a volver a cantar”. ¡Maravilloso!