Está claro. Emma no tiene problemas a la hora de relacionarse, ni siquiera con su peine, al que le da los buenos días o al que busca por toda la habitación cuando lo pierde de vista. Además, no duda en comentar todo lo que se le pasa por la cabeza sin ánimo de crear conversación alguna: “Me encanta el suelo”. Todo esto tiene lugar después de haber dormido con uno de los pijamas más llamativos de la edición (con permiso de la capa con forma de unicornio de Aless Gibaja), llamando la atención en las redes sociales como en su día hicieron Belén Esteban o Rappel.
Una vez desayunado, algunos se han animado a hacer un poco de ejercicio, algo a lo que Emma se ha sumado. Aunque pronto ha demostrado que ese no es su fuerte. “Así sí, ¿no?... Ya me he cansado. Hija es que claro, así tenéis esos tipines”, ha dicho después de levantar unas mancuernas durante escasos segundos. Previamente había admirado la grandeza de un olivo que en realidad es un nogal.
Pero ella es de espíritu joven y por ello lo mismo se suma a una guerra de almohadas junto a Aless, Elettra y Sergio (quien, por cierto, persiste en su acercamiento hacia la italiana) o aporta una gran idea. Después de confesar que no reconocía ninguna de las actuales canciones que cantaban Elettra y Aless ha propuesto algo: “¿Y si creamos una canción que sea nuestra, que nos sirva de apoyo?” La idea no está nada mal, aunque ha caído en saco roto. Si Alejandro hubiera estado presente en ese momento quizás otro gallo cantaría…
Emma persiste en su involucración en la casa y se une a sus compañeros que acababan de improvisar un partido de fútbol en el jardín. La actriz sigue con los ojos a la pelota, hace un amago de moverse en busca de ella, se detiene, un nuevo movimiento y corre. Grita cada vez que consigue golpearla y ríe cuando le cuelan un gol. Todo esto sin quitarse las botas de pelo blanco que utiliza para andar por casa.
La actriz está en todo: mientras hace las veces de guardameta (con las piernas y brazos abiertos), está atenta a la pequeña lesión de Tutto, a la forma de barrer de Allyson y no duda en sacar tarjeta roja o abuchear a sus compañeros cuando lo cree conveniente. ¡No se le escapa nada! Y eso que al principio no sabía ni a qué equipo pertenecía. Además, como buena profesional, cuando le dan una patada finge que el golpe ha sido mayor, “como hacen los futbolistas”, alega mientras exagera.
Pero Emma también encuentra momentos en el día para ponerse seria (que no enfadada) y hablar de los problemas de la convivencia junto a la mayor parte de sus compañeros. Las posibles rencillas que puedan surgir en el futuro le preocupan aunque ella cree que hablando las cosas no habrá problema. Pronto se cambia de tema (los retoques estéticos) y nuestra actriz suelta frases como “siempre he tenido la ilusión de ser china”. Y es que al parecer cualquier aportación que hace en una conversación es digna de escuchar. Como cuando nombra a algunos de sus perros: Ahí va, Mi Sargento, Marianillo y Taxi. “Un día se nos escapó y tuvimos que ir por la calle gritando ‘¡Taxi! ¡Taxi!’ Y los taxis se paraban”.