Carlos ha aprovechado que Laura y Alejandro estaban fregando los platos juntitos para intentar que se reconciliaran mediante bromas, pero no lo ha conseguido. Los jóvenes tienen claro que no se soportan y que no van a poder ser amigos, pero ambos quieren que la convivencia sea más fácil para todo el mundo y han decido a hablarse de forma cordial. En el fondo, Alejandro cree que Laura no es mala niña, pero ella tiene clarísimo que el Míster de humilde no tiene nada de nada.