Así estaba Kiko las horas previas a su abandono: “Estoy harto de los gritos, mira la que se ha montado por unos botes de nocilla. Me despierto todos los días teniendo que verle las caras a esta gente,, cuando aquí no me quiere nadie. El dinero y el trabajo van y vienen pero, en el corazón, se quedan muchas cosas”, decía el hijo de Isabel Pantoja.