Desde que Pol Badía entró a a la casa de Guadalix como concursante de pleno derecho, la estabilidad emocional de Adara comenzó a tambalearse. A la exconcursante de 'Gran Hermano 17' no le hizo ninguna gracia volver a ver a su ex, sin embargo, ha tratado de normalizar la situación y tratar a Pol como a un concursante más. Esto ha provocado que en su cabeza se desate una guerra sobre si está actuando bien o por el contrario está traicionando a los suyos: "No quiero hacerle daño a mi pareja, estoy teniendo una relación normal, como pudiera ser con otro compañero, no quiero hacerle daño porque junto a mi bebé es lo más importante que tengo", ha dicho deshecha en lágrimas en el confesionario.