Parecen diferentes, pero 'plata-no-es'. Las damas de Arturo tienen mucho más en común de lo que en un principio podría suponerse, debido a su fama de 'gigolo' transoceánico y su paternidad interrracial. No sólo se trata del obvio parecido físico (no literal) sino una determinada manera de estar en el mundo y enfrentarse a él.
Él no es su tipo:
Indira fue la primera en afirmarlo, allá por el segundo día de programa. Arturo comenzaba a rondarla alrededor y ella se dejaba ronronear, pero al mismo tiempo se resistía al fluir de los acontecimiento diciéndole: "Estoy hecha un lío y además, tu sabes que si estuviésemos fuera no me hubiese fijado en ti, ¿no?". Carol, por su lado, coincidía en apreciación: "No es mi tipo de chico, pero nada de nada". Sus eructos tampoco le gustaban a ninguna.
Para él, las dos son "un encanto":
Demostrar habilidad con los epítetos siempre se ha considerado un rasgo de distinción lingüística. Demostrar distinción lingüística, un rasgo de inteligencia. Repetir adjetivos referidos al mismo objeto de deseo, una 'cagada' (sobre todo si te lo graban). Arturo, el Macho Alfa de GH 11, se ha referido a Indhira y Carol como un "encanto". Sucesivamente y sin pausa. Ellas, sonríen.
A las dos les divierte jugar con fuego:
Saberse deseada es muy deseable. También retardar el deseo, cuya definición misma advierte de que desaparecerá una vez cumplido. Ya lo ha insinuado Arturo, fiel a su sutileza, con varias afirmaciones ante los juegos florales (maquillaje, golpe de melena, contoneo variado alrededor, etc) de sus chicas. No diremos a quién de las dos, porque da igual: "Estoy todo cachondo","está buenísima" y "me pone malo".
Reticencia el desenfreno:
Un poco sí, pero que no se note. Ese parece ser el lema inicial de ambas féminas con respecto al edredoning. Ése y la propensión a las promesas paternas. Indhira pasó las dos primeras semanas mentando a su madre cada vez que subía la temperatura bajo las sábanas (o en el jacuzzi), hasta el punto de convertirla en un personaje más del drama, para por fin dejar de hacerlo y pedir una hora sin cámaras (tras varios momentazos tórridos a la hora de la siesta).
Carol, la cándida cántabra, también ha lanzado a los cuatro vientos el anuncio de que existe una promesa. Dice que "siempre ha hecho lo que ha querido", pero matiza que "así delante de sus padres sería tela-marinera". Sin embargo, tiene claro que hay ciertas licencias que no va a poder evitar, llegado el caso: "Un mamoneo bajo las sábanas, pues bueno, pero más no", advierte. ¿Llegará el momento de indecisión?.
Delfin en libertad:
Otra de las actitudes implícitas de ambas concursantes es el sentirse especiales (al menos potencialmente) en la vida amorosa del vasco. Indhira, a pesar de saberse avisada no pudo evitar mezclar sentimientos con deseo sexual, enamorándose del chico. Él habla ahora, una vez en la Casa Espía, así de rudo sobre el asunto: "¿Se cree que me van a pescar? Si no me han 'pescao' ni haciéndome padre, bonita".
Mientras tanto, Carol se deja embaucar por los dones de gentes el norteño, que apunta antes de disparar: "A todas no les gusta lo mismo, si quieres que sea un gatito, un gatito. Si quieres rudo, pues rudo. Tu placer es mi placer".