Las despedidas de los concursantes expulsados de ‘Gran Hermano’ son momentos clave en la vida de los habitantes de la casa. Pueden dar un subidón enorme, pero también pueden hundir hasta lo más profundo. Este último ha sido el caso de Sonia tras las palabras de Igor.
El décimo expulsado de ‘Gran Hermano catorce’ le espetó: “Sonia, te aseguro que te tenía mucho aprecio en la casa, te aseguro que no he dudado nunca de ti y, me han pedido que diga las cosas como las pienso, y bueno, no me han gustado cosas que he visto fuera, esperaba otra cosa”. Estas palabras, sumadas a los aplausos que se escucharon de fondo, dejaron muy tocada a la odontóloga.
Una vez finalizada la gala, Sonia no podía dejar de pensar en lo sucedido. Lo primero en lo que reparaba era en que Igor le hubiera hecho a ella lo mismo que Miriam le hizo a él, aun sabiendo lo mal que se pasa. “Estoy muy segura de todo lo que he dicho. Yo no le he insultado, ni le he nominado. ¿Iba a tirar una amistad de tres meses por algo que ha visto?”, añadía.
Raki, en un intento de consolarla, le comentaba que lo que podía haber sucedido es que le hayan puesto un momento concreto sacado de contexto y los sentimientos se hayan magnificado: “Una cosa de una persona que quieres te duele 10 veces más que la de una que no te importa”.
Con la cena la conversación se desvaneció, pero antes de ir a dormir, Sonia volvió a mostrar su preocupación a sus compañeros: “No lo entiendo, yo trato bien a todo el mundo y doy cariño”.
La preocupación parece dejar paso a la indignación, volviendo a rescatar lo mal que se sintió Igor cuando Miriam se despidió de él, pero esto también pasa a un segundo plano cuando la doctora Walls apunta que lo que más le duele es que Igor “haya sembrado la duda sobre mí”, refiriéndose a los aplausos que escuchó tras la despedida. ¿Qué le duele más a Sonia, haber podido traicionar a un amigo o saber lo que implican los aplausos del público apoyando a Igor?