Han debe fingir que no sabe español y no puede hablar con sus compañeros, sólo en inglés o chino. Tras pasar ya tres días en la casa, el chino ya no puede más y se desahoga en el confesionario. “¡Me apetece mucho cantar, quiero hablar español ya, parezco autista… No puedo más, no aguanto, es que no soy yo!”