En la última gala, sus compañeros pudieron ver un vídeo en el que descubrían la verdad: Juan, en realidad, es un muñeco. Pero no es un muñeco cualquiera – no es una ‘Mariquita Pérez’-sino un bebé ‘reborn’, una copia increíblemente realista de lo que sería un recién nacido de verdad hecha de vinilo, silicona y pelo humano. Así lo explicaba Marina es su grabación: “Me gusta mucho coleccionar muñecas y, por Internet, encontré los bebés ‘reborn’ de casualidad. Compré dos porque son muy caros y no puedo tener más (el más barato cuesta unos mil euros) y a mí me gusta mucho estar con Juan, pasearle, cogerle y acariciarle. Me relaja mucho”.
Todavía no sabemos hasta qué punto Marina está vinculada con su bebé ‘reborn’. Hay ‘padres’ que conciben a estos muñecos como si fueran sus verdaderos hijos –así lo vimos en el reportaje que hizo Samanta Villar - bien porque no pueden concebir, o porque tienen miedo a la verdadera paternidad o porque les ayuda a superar algún tipo de carencia afectiva (una pérdida, una ruptura, ect).
El hecho es que los concursantes, lejos de asombrarse o de preguntarle a Marina algo más sobre su curiosa afición, acogieron a Juan como si ya fuera uno más de la familia. Esto puede ser un signo de flexibilidad mental y normalización de algo que no es habitual o bien, una cuestión de ignorancia. Muchos de ellos reconocieron que desconocían por completo la existencia de los ‘reborn’ pero, en una reacción primaria (muy interesante), todos le acunaron, le acariciaron el pelo y la cara, le hicieron cosquillitas en la barbilla y pasaron a preocuparse de otras cosas mucho más importantes como quién nominó o a quién, la verdadera identidad de Sofía o el miedo al compromiso de Suso. Desde luego, 'Gran Hermano' nunca dejará de sorprendernos.