En la gala del lunes presenciamos el final, al menos en lo que a concurso se refiere, de la contienda entre dos enemigos irreconciliables, Igor y Sonia. El ganador in extremis que no hace más que congratularse por la victoria, muy seguro de sí mismo: “Esta pequeña batalla me siento que la he ganado y estoy contento. Me siento guay, muy bien,muy bien. ¿Si pensaba que iba a ser el desenlace? No, estaba muy tranquilo”.
Igor no es tonto. Sabe perfectamente que en la casa de Guadalix no se le esperaba para cenar y no pierde la ocasión en el confesionario para meter la puntilla: “Me hacen gracias las caras de sorpresa de los gemelos … Debía ser la final para Sonia… Pues bueno, yo sabia que si volvía yo iba a haber lloros y si volvía Sonia iba a haber risas. Creo que lo de hoy va ayudaros a la gente de fuera a saber cuan real es la gente de casa”. Asegura que ahora tiene muy claro quienes son sus amigos dentro del concurso.
El vencedor ha explicado a sus compañeros cómo ha sido el enfrentamiento con Sonia, dejando claro que jamás quiso hacerle daño y que ni los malos son tan malos ni los buenos tan buenos. Kristian, que ha vuelto a nominar al que antaño fue su amigo, ya no confía en él. “Lo que me revienta es que nada más llegar ha dicho que no ha querido hacer daño a nadie, para quedar bien, como siempre. Eso es lo que me revienta”, comentaba furioso.
Kristian, en estado de shock
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Kristian se ha quedado compuesto y sin novia, nunca mejor dicho. Junto a su chica fue el gran perdedor de la noche y aún no ha salido del shock: “No me esperaba que se fuese de forma tan rápida y sin saber el motivo por el que estaba nominada”. Sin ella, parece que al pelocho ya no le queda nada por lo que luchar en el concurso: “No me quiero ir, pero si me tengo que ir ya me da igual”.