Alain no para de repetirle a Meri que no le gusta y que llega a resultarle pesado tenerla todo el rato pegada a él, pero ella parece hacer oídos sordos a las constantes calabazas. Meri está convencida de que entre Alain y ella existe una conexión especial y aunque, discutan y se enfaden, una sonrisa de Alain la sirve para olvidarse de todo y volver a ser muy, muy feliz junto a él.