Ni Bea ni su nueva mejor amiga entienden que Rebeca intente llevarse a la perfección con el resto de compañeros y quedar bien en todo momento. Que la última en llegar asegurase a las pocas horas de encontrarse en la casa que pensaba opinar de todo, no es algo que le haya hecho demasiada gracia ni a la azafata, ni a su amiga.