Paula confiesa que en la casa de Gran Hermano se siente demasiado sensible con todo, ve cosas que le no le gustan y le afectan, y cada día se da cuenta de que hay gente muy maleducada con ella. Pero aun así, ella prefiere morderse la lengua y no enfadarse “por tonterías”. Eso sí, le advierte a Luis que aunque lleve un mes haciendo bien las cosas, puede llegar un momento en el que no pueda contenerse.