Noemí empieza a pensar que las cosas no son como antes. Y es que hay pequeños detalles que la están poniendo sobre aviso: si se acerca a sus compañeras, ellas cambian de conversación, si otra compañera va a nominar, a ella le cae un kilo de puré encima. Parece claro que las chicas han declarado la guerra a Noemí.
Marta, Ochoa y María comentan en un sofá: “Ella sabe que tiene mucho ganado con el voto de los tíos. Que si culito ‘pá arriba’, culito ‘pá’bajo’, pero es que a aparte es envidiosa”, dice Marta.
María le echa en cara que Noe es más cerrada que las otras ‘niñas’. Ochoa se ha enterado [vía Ariadna] que Noe la nominó sin decirle nada anteriormente. A Ariadna no le hizo ni pizca de gracia ver a Noemí durmiendo en la cama de Michael y en palabras de Marta, Noemí es “una estratega y –como dirían en su pueblo- una zamarra”.
Noemí empieza a temer la conspiración: “Siempre tienen la excusa de que soy muy cerrada, pero me estoy dando cuenta de que ellas no vienen a mí y con todas las chicas me está pasando lo mismo”. Para Noe, las chicas juegan a rivalidad entre mujeres porque muchos chicos no se abren, pero ellas no les critican por eso.
Al final, Noemí no puede retener las lágrimas: “Me descuadran las chicas. En ningún momento de la casa soy cerrada. Soy la perrita del grupo: van al baño y yo voy al baño y se van; van al salón, yo voy al salón y se van. Si no estamos en grupo, me dejan sola. O están jugando conmigo o se quieren quitar un muerto de encima”.