¿Sabes las veintitrés veces que nos han dicho que no habría más expulsados?
Bueno, pues no.
¿Y las diecisiete veces nos han dicho que hoy era la falsa final?
Bien, pues tampoco.
Pero esto lo hemos descubierto casi al final de la gala. Así que rebobinamos hasta la escena segunda del acto primero, cuando MM comunica a finalistas y acompañantes que vayan al confesionario a por los menús combo (palomitas grandes + 2 refrescos medianos) para que se sienten en el sofá a ver la primera final falsa de GH del mundo como GER manda. Así que finalistas y acompañantes vuelven del confe y se sientan en el sofá a ver por la tele a los falsos finalistas vivir una falsa final que es falsa porque los finalistas no son finalistas y porque no es una falsa final, ni una final a secas ni nada.
Es la falsa final falsa.
Y MM le pregunta al pinganillo: ¿Y ahora dónde vamos? Porque ya no sé ni dónde vamos.
Vamos a la escena sexta del acto primero. Justo después de la expulsión de Hugo, cuando intervienen distintas formas de vida del plató. Destaca la ausencia de los padres de Hugo y la presencia inopinada de Carmen Alcaide, armada con un micrófono, para aumentar la sensación de desconcierto.
Intervienen los exconcursantes para decir cosas de mucho interés sobre la injusticia porque confunden el plató de GH con el juzgado número 5 de lo penal.
MM pregunta a la hermana de Hugo, enviada por la familia en misión diplomática. La hermana de Hugo encadena treintaisiete “no sé” consecutivos y después se anima a decir que hace un par de semanas parece que Hugo no existe, que ayer, en el Debate, no sé, salieron vídeos de todos los concursantes menos de Hugo.
Carmen Alcaide blande el micrófono e intenta explicar que GH es un programa de televisión y que los programas de televisión dan al personal lo que creen que el personal quiere. MM interviene para apoyar la moción y cuenta que lleva teniendo esa discusión con los concursantes desde antes de la extinción de los hombres de Neandertal.
Luego le dice al pinganillo: Ya no sé ni dónde estoy.
Estamos en la escena cuarta del acto segundo. MM está con Hugo en la pecera y acaba de enseñarle la Interviu con las fotos de María, póster desplegable incluido. Aprovecha la jugada para presentar un vídeo demostrativo de los zagales reaccionando al posado.
Las chicas consideran que una puede hacer con su cuerpo lo que quiera. Faltaría más, para eso es tuyo. Pero María no hubiese enseñado las mamellas por 50 euros. Así que no se trata tanto de si uno puede hacer con su cuerpo lo que quiera, sino de lo que uno hace con su cuerpo a cambio de un precio, y eso es lo que Hugo lleva regular.
Pepe, de pie en la cocina, afronta el asunto a su manera; María pasa junto a él y se sienta a la mesa. Dice:
-¿Pepe?
Y Pepe estira los brazos y los apoya en el respaldo de una silla. Pone el culo en pompa, pestañea a lo Betty Boop, y espera el flash del fotógrafo.
Con su mejor voz de modelo erótico profesional dice:
-Dime, María…
-¡Pepe! –protesta María por la parodia de Pepe.
Y Pepe carga el peso en una pierna, se pone una mano en la nuca y la otra en la cadera. Pestañeo Betty Boop.
Morritos.
Flash.
Dice:
-Dime, María…
Pepe sigue siendo el único concursante que me hace reír.
No hay mucho más que contar de la entrevista.
Ahora rebobinamos hasta la escena primera del segundo acto. Acaban de expulsar a Hugo, aunque se suponía que no habría más expulsiones porque esto era una falsa final. MM conecta con finalistas y acompañantes. Tienen que despedirse.
¿Por qué?
No se sabe.
¿A dónde van?
Tampoco.
¿El menú combo?
Sin terminar.
Ellas no saben dónde van, pero nosotros vamos a la escena tercera del segundo acto. María y Sindia en el probódromo, mirando vídeos de su paso por la casa en una pantalla colocada en lo alto de un templete decorado con tropecientas fotografías de exconcursantes de todas las ediciones.
Las dos saben que están en directo así que sobreactúan.
De pronto, del templete asciende una plataforma. En la plataforma vienen Dani, Pepe y Alessandro, los finalistas, instruidos para poner caracartón y no decir ni mu.
MM explica a las falsas finalistas la situación. Se lo tiene que explicar tres veces.
¿Dónde están los +1?
Todavía no lo sabemos.
¿Saldrán María o Pipi (de manera que parezca una falsa final)?
Tampoco se sabe.
Por definición, una sorpresa funciona cuando su aparición rompe la previsibilidad. Cuando todo es imprevisible, no hay sorpresa posible, sólo hay desconcierto.
Total, que MM no comprende lo que le dicen por el pinganillo: ¿Qué pasa? ¿Me vais a dar la vuelta a mí también?, dice.
Damos la vuelta hasta la escena primera del tercer acto. María y Sindia entran en la casa nueva. Las dos saben que están en directo, así que vuelven a sobreactuar.
-¡Ay, qué bonito! ¡Ayayayay, qué bonito! ¡Ay qué guapo!
-¿Pero tú has visto qué cocina, María?
-¡Ay qué cocina! ¡Y qué mesa, toda blanca, con los helechos y con todo! ¡Ay! ¡Los guri-guris! Mira, el guri-guri de Pepe, el guri-guri de Alessandro. Y el de Dani, mira.
-¡Pero si hay comida y de tó! ¡Qué cocina! –dice Pipi, y le da la risa.
Cada vez que Pipi se ríe, me dan ganas de tirarle una sardina, a ver si la coge al vuelo con la boca.
-Ay, las camas, ay, el confe, ay qué bonito, ay qué me gusta a mí. ¡Ayay ay!
-¡Pero qué cocina! -dice Pipi.
Y así sucesivamente. Entiendo que las falsas finalistas pasan a la casa en la que estaban los verdaderos finalistas y que los verdaderos finalistas pasan a la casa en la que estaban las falsas finalistas.
¿Y los acompañantes?
Todavía no se sabe.
Mientras lo averiguo, rebobino hasta la escena sexta del acto primero. La mayoría de los mortales no tenemos problemas para diferenciar una cara alegre de una triste. Ahora, es mucho más difícil diferenciar una cara triste de una cara de enfado de una cara de rencor de una cara de envidia de una cara de me-duele-la-barriga.
Sin embargo, Carmen Alcaide mira las expresiones y los gestos de Alessandro y Noemí y sabe que hay amor. Un poco porque de niña le marcó ‘La aldea del Arce’ y porque todavía conserva su colección de Pony Pocketts. Y otro poco porque se conoce que ha hecho un posgrado de evaluación conductual de la expresión corporal y el seminario del FBI de Paul Ekman sobre microexpresiones faciales, así que sabe que, efectivamente, hay amor a cholón.
Los demás, como no sabemos, vemos el vídeo y leemos el montaje, leemos la música, leemos el ritmo: la intención.
¿Cuál es la intención?
Que parezca que hay amor. Rescoldos, por lo menos.
O sea, leemos el contexto, no las caras.
O sea, que te crees que estás leyendo la cara, pero no.
No lo digo yo, se llama efecto Kuleshov.
Se siente.
Igual de inopinadamente que ha aparecido, Carmen no vuelve a intervenir.
Así que rebobinamos hasta los vídeos de amor a cholón, en la cuarta y quinta escena del acto primero. Noemí limpia el baño. Si Pipi llora con toda la parafernalia de llorar menos las lágrimas, a Noemí le pasa al contrario y llora sin suspiros y en silencio. Primer plano de Noemí. Las lágrimas se le agolpan en la nariz, hasta que gotean en el lavabo.
Corte a dos horas más tarde.
Alessandro, Ariadna y Marta se lavan la quijada en el baño.
-¿Cómo veis a Noe?
-Yo la veo mejor –dice Ariadna.
Mientras tanto, en una cama del dormitorio, Noemí grita, montada a horcajadas sobre el badajo de Pepe. Jinetea que sólo falta que alguien le ponga un sombrero de vaquero en el brazo que lleva en alto.
-Yo la veo más tranquila –dice Marta, echando pasta en su cepillo.
-Creo que sí –dice Ariadna, aunque los gritos de Noemí se escuchan desde el baño.
Corte al dormitorio. Pepe se ha quitado de encima a Noemí, que ahora jinetea sobre Dani. Se inclina hacia delante y se le ahueca la blusa.
-¡Noe, que te estoy viendo las tetas! –dice Dani.
Corte al baño.
-Está más seria –dice Alessandro con el cepillo en la boca.
-Sí. Creo que sí –dice Marta, y escupe la pasta de dientes en el lavabo.
Noemí sigue jineteando encima de Dani en el dormitorio. Dani se retuerce intentando liberarse. Noemí coge la mano de Dani y se la planta en una mamella. Se ríe con desesperación. Después se levanta y corre detrás de Pepe, que huye despavorido. Le alcanza en la puerta del dormitorio y le agarra el paquete. Pepe grita.
Más tarde, Noemí llora sola en el jardín.
Es Alessandro el que sale a hablar con ella y no al revés.
Alessandro sigue siendo el único al que prestaría dinero.
-¿Qué te pasa? –pregunta Alessandro.
¿Y qué mentira contesta cualquier mujer del universo conocido cuando se le hace esta pregunta?
Que “nada”, efectivamente.
Cuando salen del bucle ¿qué-te-pasa?-nada, proceden a reprocharse las cosas con calma.
A la vuelta del vídeo, Carmen confirma que, tras un detenido análisis de las microexpresiones faciales y la gestualidad en general, efectivamente hay amor.
A cholón.
Ni el director, ni los guionistas, ni MM ni yo, sabemos dónde estamos, así que yo tiro palante hasta la penúltima escena del tercer acto; cuando igual de inopinadamente que se fueron, las acompañantes vuelven y se reencuentran con los finalistas verdaderos en la casa grande, y mientras las falsas finalistas de la falsa final falsa sobreactúan viendo la casa nueva, y justo antes de que Hugo se despida de finalistas verdaderos, finalistas falsos y acompañantes.
-¿Pero cuántas casas hay? –dice Hugo, antes de despedirse.
Minipunto.
De nuevo inopinadamente, MM deja solo a Hugo en la pecera y baja las escaleras hacia el plató. Nada más llegar, suelta el espich de “la puerta de gran hermano se abre para”.
¿Por qué ahora? ¿Para qué le han metido en la pecera?
Vete a saber.
El caso es que la puerta se abre y sale Hugo con el Interviu en la mano. Salen a recibirle amigos, familiares y exconcursantes, pero Hugo no reacciona. Saluda a todo bicho viviente y se sienta con MM para responder otro par de preguntas y despedirse con torpeza. De vez en cuando mira las mamellas de María apuntándole a la cara desde la portada de la revista, y cuando tiene que despedirse de ella ni sabe qué decir ni reacciona. María tampoco reacciona, ni Pipi. Ni Alessandro, ni Pepe, ni Dani, ni Marta, ni Ari reaccionan.
¿Pero qué os pasa? Pregunta MM.
Podría tratarse de una intoxicación colectiva de Porunoidomentrazepam 50 mg, pero lo más probable es que se hayan perdido entre tanta imprevisibilidad y tanta vuelta.
Y como sabe que está en directo, MM sobreactúa y hace como que le va a dar un tabardillo de tanto reírse, aunque lo que parece es que está bastante engorilada con la gala de la falsa final falsa.
Sea como fuere, MM también se ha perdido, así que cuando despide la gala dice que bueno, que a lo mejor el lunes ya sabremos algo sobre cómo van a ir las cosas en adelante, pero que igual no, que igual nos quedamos: “en la noria”. Dando vueltas en la rueda, como hamsters.
Andad por lo segao.