Los altibajos son una constante en estos amigos "con derecho a roce". Duermen juntos, descansan en el jardín al ladito, se hacen confidencias, pero parecen no saber qué es lo que quieren el uno del otro. O lo saben y les da miedo reconocerlo, como ha insinuado alguno de sus compañeros.
Esta semana ha sido complicada. Tatiana le ha lanzado unos cuantos dardos que evidenciaban sus suspicacias con respecto a la rubia Melanie. Tres destacados fueron: "Estabas ahí mirando fijamente a Mel, Siscu te ha mirado y os habéis reído", "¿Ya estás contándole cosas, asqueroso?" y "no me hace gracia que te metas con otra tía al jacuzzi".
Las paces, entre arrumacos
El murciano no ha sabido interpretarlos y le ha repetido en varias ocasiones a Tatiana qué se debía su actitud "despegada", sin respuesta por parte de su amada. Por fin, ya de noche y en la misma cama, han hablado.
Ella explicaba además que estaba triste porque su madre "no lo había pasado nada bien" cuando era ella una cría y Toscano, continuando con el intercambio psíquico, le restaba importancia a su congoja argumentando que a él se le truncó la vida en la adolescencia, pero que no es necesario "estar recordándolo a cada instante". " ¡Hay que vivir el presente!", ha sido su pistoletazo de vuelta al amor. Los arrumacos no se han hecho esperar.